Blogia
Just Call Me Angel

Muere la familia de un abortista

       (Según narración de Gingi Edmonds).

 

 

        Algunos habréis oído en las noticias la historia del jet privado que se estrelló en un cementerio en Montana, matando a todos los pasajeros (7 niños y 7 adultos). Pero lo que no han mencionado las agencias de información es que el Cementerio Católico de la Santa Cruz, propiedad de la Asociación de Cementerios “La Resurrección”, en Butte, Montana, contiene un pequeño monumento conmemorativo en torno al cual gente del lugar suele congregarse para rezar el rosario: “La Tumba del No-Nacido”, se llama. Esta lápida conmemorativa, situada cerca de la iglesia en cuyo jardín está el cementerio, fue erigida en memoria de todos los niños que han muerto a causa de un aborto provocado.

 

       (Nota del Traductor: Desde la legalización del aborto en los EEUU en 1973, los niños asesinados por un aborto provocado suman ya más de 55 millones).

 

       ¿Y qué más no nos están contando las agencias de noticias? Pues que la familia que murió en el accidente de aviación era la de Irving Feldkamp, dueño de la cadena de abortorios más grande de los Estados Unidos.

 

        La cadena “Planificación Familiar S.L.” fue adquirida hace cuatro años por Irving Feldkamp,  dueño, además, de la cadena de clínicas dentales “Allcare and Hospitality Dental Associates” y Consejero delegado, también, del circuito de carreras “Glen Helen”, en San Bernardino, California. Las 17 “clínicas” de Planificación Familiar S.L. (Family Planning Associates) perpetran más abortos provocados que ningún otro “proveedor” (incluida Planned Parenthood) y realizan abortos en los primeros cinco meses de embarazo.

 

        Aunque Feldkamp no es uno de los abortistas que trabajan en sus clínicas, ha hecho fortuna con el dinero conseguido con las decenas de miles de niños asesinados en los abortos realizados en las “clínicas” de las que es dueño. Fueron los beneficios económicos (Nota del Traductor: “La economía lo es todo” ¿Recuerdan?) conseguidos con su negocio abortista los que le permitieron adquirir el jet privado que llevaba a su familia a pasar una semana de vacaciones en el exclusivo “Yellowtone Club”, una lujosa estación de esquí para millonarios.

 

        El avión se estrelló el domingo 22 de Marzo, matando a dos hijas de Feldkamp, a sus dos yernos, y a sus cinco nietos. El avión se estrelló en el cementerio contiguo a la pista de aterrizaje. No hubo supervivientes.

 

        La causa del accidente continúa siendo un misterio. El piloto, que había tripulado cazas militares anteriormente, no dio en ningún momento indicación alguna a la torre de control de tener problema o dificultad alguna cuando se le comenzaron a indicar las instrucciones para el aterrizaje en Butte, Montana. Los testigos afirman que el avión, ya cerca del suelo, cayó de pronto en picado sin que hubiera señales previas que indicasen problema alguno. No había, en el avión, aparato alguno de grabación delas conversaciones del piloto, ni tampoco caja negra. Tampoco hay grabación alguna del radar del aeropuerto, ya que el pequeño aeropuerto local de Butte carece de radar. Aunque se especula que quizás el avión pudo precipitarse debido al un hipotético exceso de hielo en las alas, este modelo de avión en concreto ha sido probado en circunstancias extremas de acumulación de hielo en el fuselaje, por lo que los expertos han descartado ya esta posibilidad.

 

         Durante el tiempo en que he sido voluntaria de la asociación “Supervivientes del Holocausto del Aborto”, ayudé a coordinar y organizar actos semanales en los que los activistas próvida nos congregábamos en las afueras de la mansión de Feldkamp, con signos mostrando imágenes del desarrollo fetal, e intentando que el vecindario conociese qué tipo de “actividades” le proporcionaban tales beneficios económicos. Todos los jueves por la tarde le pedíamos a Feldkamp y a su mujer que se arrepintieran, que buscasen a Dios y que se apartaran de la práctica del asesinato de niños.

 

        Incluso le avisábamos, por el bien de sus hijos, que se lavase las manos de la sangre de los niños inocentes de cuyo derramamiento se beneficiaba económicamente, porque, como dicen las Escrituras, “...y como no aborreciste el derramamiento de sangre, la sangre te perseguirá” (Ezequiel 35:6), y “Porque hoy he puesto ante ti la vida y la muerte....Escoge la vida, para que VIVÁIS TÚ Y TU DESCENDENCIA”. (Deuteronomio 30:19).

 

        Una agencia de noticias informó de que Feldkamp, acompañado por su mujer y sus otros dos hijos, se desplazó hasta el lugar del accidente el lunes. Las imágenes le mostraban de pie, hablando con los investigadores entre los restos del avión, mientras una suave nevada caía sobre las cubiertas que tapaban los cadáveres de sus hijas y de sus nietos.

 

        Mi intención no es convertir esta tragedia en una especie de macabra moraleja espiritual en plan “Ya-te-lo-advertí”. Pero ahora me acuerdo de todas las horas que pasamos ante la mansión de Feldkamp. De cómo Pam Feldkamp (su mujer) se reía de los carteles con imágenes del desarrollo fetal que llevábamos, y de cómo Irving Feldkamp apartaba la vista para meterse en su coche, llevando casi siempre un niño pequeño en brazos o de la mano. Y recuerdo especialmente las palabras que le decíamos para intentar ablandar su corazón: “Piensa en tus nietos”. Me pregunto si Feldkamp estará recordando ahora estas palabras mientras permanecía de pie entre los restos de sus hijos y de sus nietos, justo al lado de la “Tumba del No-nacido”.

 

        Sólo espero y rezo para que, a la luz de esta tragedia, Feldkamp se dé cuenta de su necesidad de arrepentimiento y que cambie su vida. Rezo para que Dios pueda usar esta trágica catástrofe para ablandar los corazones de Irving y Pam Feldkamp, para que busquen al Señor y laven sus manos de la sangre de los miles de niños inocentes asesinados en sus “clínicas”, cada uno de ellos tan valioso e irreemplazable como sus nietos.

 

     

 

         

 

         

 

       

0 comentarios