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RELIGION

ISABEL LA CATÓLICA Y EL PROBLEMA JUDÍO - Por el P.Alfredo Saenz

 No es fácil esbozar la historia del pueblo judío en España. Seguramente había ya un gran número de judíos en tiempo de los visigodos. Luego de que muchos de ellos instaron a los árabes a venir del África y luego colaboraron con éstos para que se extendiesen por España, abriéndoles las puertas de las ciudades de modo que pudiesen terminar rápidamente con los reinos visigodos, fueron premiados por los conquistadores, incluso con elevados cargos en el gobierno de Granada, Sevilla y Córdoba. Y así en el nuevo estado musulmán alcanzaron un alto grado de prosperidad y de cultura.

  La gradual reconquista de la Península por parte de los cristianos no trajo consigo ningún tipo de persecución para los judíos. Cuando San Fernando reconquistó Sevilla en 1224, les entregó cuatro mezquitas moras para que las transformasen en sinagogas, autorizándolos a establecerse en lugares privilegiados de la ciudad, con la sola condición de que se abstuvieran de injuriar la fe católica y de propagar su culto entre los cristianos. Los judíos no cumplieron estos compromisos, pero aun así no fueron contrariados, e incluso algunos Reyes, especialmente de fe tibia o necesitados de dinero, se mostraron con ellos muy condescendientes y lse confiaron cargos importantes en la Corte, sobre todo en relación con la tesorería.
  A fines del siglo XIII, los judíos gozaban de un singular poder en los reinos cristianos. Tan grande era su influencia que estaban exentos del cumplimiento de diversas leyes que obligaban a los cristianos, a punto tal que algunos de los albigenses, llegados a España del sur de Francia, se hacían circuncidar para poder predicar libremente como judíos la herejía por lo cual hubieran sido castigados como cristianos.
  En una España donde se repudiaba el préstamo a interés como un pecado – el pecado de “usura”, se llamaba -, los judíos, que no estaban sujetos a la jurisdicción de la Iglesia, eran los únicos banqueros y prestamistas, con lo que poco a poco el capital y el comercio de España fue pasando a sus manos. Los ciudadanos que debían pagar impuestos u no tenían cómo, los agricultores que carecían de dinero con qué comprar semilla para sus sembrados, caían desesperados en manos de prestamistas judíos, quedando a ellos esclavizados económicamente. Asimismo los judíos lograron gran influencia en el gobierno, prestando dinero a los Reyes, e incluso comprándoles el privilegio de cobrar impuestos. De ellos escribe el padre Bernáldez, contemporáneo de los Reyes Católicos: “Nunca quisieron tomar oficios de arar ni cavar, ni andar por los campos criando ganados, ni lo enseñaron a sus hijos salvo oficios de poblados, y de estar asentados ganando de comer con poco trabajo. Muchos de ellos en estos Reinos en poco tiempo llegaron muy grandes caudales e haciendas, porque de logros e usuras no hacían conciencia, diciendo que lo ganaban con sus enemigos, atándose al dicho que Dios mandó en la salida del pueblo de Israel, robar a Egipto”. Por supuesto que todo esto no podía caer bien, y el pueblo no les tenía la menor simpatía.
  Cuando la peste negra, en dos años, redujo la mitad de la población de Europa, los judíos sufrieron más que el resto, porque el populacho enloquecido los acusó de ser los causantes de aquella plaga envenenando los pozos, y comenzó a perseguirlos en toda Europa. El Papa Clemente VI denunció como calumniosas tales acusaciones, señalando que la peste había sido igualmente mortal donde no vivía ningún judío, y amenazó con excomulgar a los exaltados. Sin embargo, las multitudes seguían matando judíos.
  También en Castilla acaeció otro tanto, por lo que muchos hebreos, atemorizados pidieron el bautismo, llamándoselos conversos o marranos. Algunos lo hicieron sinceramente, como aquellos 35 mil convertidos por la virtud y la elocuencia de San Vicente Ferrer quien recorrió España predicando. Sin embargo, hubo muchos que simularon convertirse; iban a misa el domingo, pero secretamente seguían acudiendo a las sinagogas.
  Como cristianos confesos, los judíos falsamente convertidos se encontraban ahora libres de restricciones impuestas a sus hermanos de la sinagoga, y estaban en condiciones de contraer matrimonio con las familias nobles de España. Además, se le abrían nuevas e importantes posibilidades porque podían acceder al sacerdocio o a la vida religiosa, probando así su lealtad al cristianismo. El hecho es que en la época de Isabel, su influencia sobre la Iglesia en España era notable. Muchos de los obispos eran descendientes de judíos. Y se sabía que numerosos sacerdotes seguían siendo secretamente judíos, y se burlaban de la misa y de los sacramentos que fingían administrar. Los católicos se indignaban frente a estos sacrilegios, y en algunos casos exageraban la nota atribuyendo a los judíos la exclusividad de la decadencia que sufría la Iglesia.
  Tal era la situación cuando los Reyes estaban proyectando su campaña contra el gobierno moro de Granada. Los españoles no podían dejar de recordar que habían sido los judíos quienes invitaron a los mahometanos a entrar en el país, y siempre los habían considerado como enemigos internos, quintacolumnas y aliados del  enemigo. Dondequiera se encendía de nuevo la guerra contra los moros, automáticamente los judíos se convertían en sospechosos. Y precisamente en estos momentos, como acabamos de decir, los Reyes se aprestaban a lanzar su ofensiva contra Granada. Previendo Isabel una guerra larga y peligrosa, creyó que había llegado el momento de destruir el poder de los judíos encubiertos que constituían un reino dentro de otro reino.
  A solicitud de la Reina, el obispo de Cadiz elevó un informe sobre las actividades de los conversos de Sevilla. Se confirmaban las sospechas de Isabel, en el sentido de que la mayor parte de ellos eran judíos encubiertos, que poco a poco ganaban a los cristianos a las prácticas judías, llegando “hasta predicar la ley de Moisés” desde los púlpitos católicos.
  Señala T. Walsh que la Reina no tenía prevenciones contra los judíos como raza. EL problema, tal como ella lo entendía, era estrictamente religioso. De hecho, a lo largo de su reinado, había nombrado en cargos de confianza a varios judíos a quienes creía sinceramente cristianos, y con frecuencia había protegido a los judíos de la sinagoga contra la furia de los “pogroms” del populacho. No obstante, pensaba que muchos conversos eran en realidad judíos encubiertos, que iban a la iglesia el domingo y a la sinagoga el sábado, mientras no perdían oportunidad de ridiculizar las más sacrosantas verdades del cristianismo, socavando la fe, que era para ella la base moral del pueblo. Por otra parte, al poco tiempo de haberse creado la Inquisición, los inquisidores, convencidos por diversos testimonios, comunicaron a los Reyes el gravísimo peligro que se cernía sobre la religión católica. E incluso no faltaron judíos que expresaban su esperanza de que los turcos lanzasen una ofensiva hacia Occidente.
  Pero hubo un hecho que resultó como el detonante de toda esta cuestión. En noviembre de 1491, cuando Isabel y Fernando estaban tratando con Boabdil la rendición de Granada, dos judíos y seis conversos fueron en Ávila condenados a muerte bajo el cargo de haber secuestrado un niño cristiano de 4 años y de haberlo crucificado el Viernes Santo en una caverna, para burlarse de Cristo; de haberle arrancado luego el corazón, en orden a hacer un maleficio de magia destinado a causar la ruina de los cristianos en España, tras lo cual los judíos se posesionarían del gobierno. Por cierto que con frecuencia les colgaban cosas a los judíos. En este caso, se hicieron prolijas investigaciones, llegándose a la convicción de que, efectivamente, un niño había sido abofeteado, golpeado escupido, coronado de espinas y luego crucificado. El asunto fue sometido a un jurado de siete profesores de Salamanca, quienes declararon culpables a los imputados. Hubo un segundo jurado, en Ávila, que confirmó el veredicto. Los culpables fueron ejecutados el mismo mes que se rindió Granada. El niño sería canonizado por la Iglesia, bajo el nombre de “el Santo Niño de la Guardia”.
  Se cree que cuando el padre Torquemada fue a la Alhambra, a principios de 1492, pidió a los Reyes que encarase con urgencia este problema, que podía acabar por destruir toda su obra, y solucionasen el asunto de raíz expulsando a los judíos de España. Hacía un tiempo pensaban tomar una medida semejante. La indignación que provocó el crimen ritual del Santo Niño decidió el caso. Y así, el 31 de marzo de 1492, promulgaron un edicto según el cual todos los judíos debían abandonar sus reinos antes del 1° de julio. Alegaban que “persiste y es notorio el daño que se sigue a los cristianos de las conversaciones y comunicaciones que tienen con los judíos, los cuales han demostrado que tratan siempre, por todos los medios y maneras posibles, de pervertir y apartar a los cristianos fieles de nuestra santa fe católica, y atraerlos a su malvada opinión”. Se hacía, pues, necesario que “aquellos que pervierten la buena y honesta vida de las ciudades y villas, por la contaminación que puedan causar a otros, sean expulsados de entre pueblos”. Por eso, concluían los Reyes, “después de consultar a muchos prelados y nobles y caballeros de nuestros reinos y a otras personas de ciencia, y en nuestro Consejo habiendo deliberado mucho sobre el tema, hemos decidido ordenar a los mencionados judíos, hombres y mujeres, abandonar nuestros reinos y no volver más a ellos”.
  Los expulsados podían llevar consigo todos sus bienes, aunque sujetándose a la legislación vigente según la cual no les era lícito sacar al extranjero oro, plata, monedas y caballos, sugiriéndoseles en el mismo decreto convertir su dinero en letras de cambio. Para evitar la expulsión, tenían los judíos un recurso, la conversión. La Reina los animó a ello, y de hecho varios judíos pidieron el bautismo. Pero un buen número – unas 150 mil personas, de acuerdo a algunas fuentes – optó por abandonar España. Según parece, el éxodo, en carretas, a caballo o a pie, fue patético, en columnas que marchaban entre llantos y cantos religiosos. Algunos se dirigieron a Portugal, otros al África, o a distintos lugares.
  Señala Vizcaíno Casas que a diferencia de la abundante historiografía que ha juzgado con extrema severidad el decreto de expulsión  de los judíos, no son pocos los historiadores más recientes que lo justifican como inevitable. Dichos autores afirman que los Reyes no eran, en principio, hostiles a los judíos, sino que, dados los antecedentes históricos y los sucesos más recientes, consideraron imprescindible suspender el régimen de convivencia entre hebreos y cristianos, ante el riesgo de que el judaísmo, como doctrina religiosa tolerada, quebrantara la fe de la población. Ya en el siglo XIX, Amador de los Ríos había señalado que sería gran torpeza suponer que la medida fue inspirada por un arrebato de ira o por un arresto de soberbia; los Reyes la dictaron, dice, “con aquella tranquilidad de conciencia que nace siempre de la convicción de cumplir altos y trascendentales deberes”.
  Débese asimismo advertir que no fueron los Reyes Católicos los únicos ni los primeros en tomar una decisión de este tipo. Los judíos ya habían sido expulsados de Inglaterra en 1290, de Alemania entre 1348 y 1375, de Francia desde 1306. Por lo general, en España se les trató mejor que en otros países. En Francia, por ejemplo, en la Francia de San Luis, se había decidido que todo judío que se dedicara a la usura debía ser expulsado del reino; que sólo podían permanecer allí los que vivieran de un trabajo manual, es decir, pocos; que no era lícito poseer ejemplares del Talmud y otros textos judíos, por ser anticristianos; en caso de descubrírselos, dichos libros eran quemados.
  Con la expulsión decidida por los Reyes Católicos, se alcanzaron, de hecho, los objetivos buscados. Ante todo, se salvó la unidad religiosa de España. Asimismo, se acabaron para simpre los “pogroms”. Y más positivamente, gracias a los numerosos descendientes de judíos que permanecieron en España, pudo producirse la enriquecedora confluencia del genio judío y la Reforma Católica, concretada en nombres prestigiosos, de origen “converso”, tales como Francisco de Vitoria, San Juan de Ávila, Fray Luis de León, Santa Teresa de Ávila… Toda una constelación magistral.

ALFREDO SAENZ – Isabel La Católica – Ed. Gladius 2009 - Págs.41 a 50.

EL ISLAM

EL ISLAM

El Islam no es una religión, ni un culto. En su forma más amplia, es una forma de vida 100% completa, total.
El Islam tiene componentes religiosos, legales, políticos, económicos, sociales y militares.
El componente religioso es una tapadera de todos los demás componentes.
La islamización comienza cuando se alcanza en un país un número suficiente de musulmanes como para poder comenzar campañas en favor de privilegios religiosos.
Cuando en las sociedades políticamente correctas, tolerantes y culturalmente diversas se aceptan las demandas de los musulmanes en favor de sus privilegios religiosos, algunos de los restantes componentes tienden también a infiltrarse en el resto de los aspectos de la vida ciudadana.
LOS ISLAMITAS JAMAS SE INTEGRARON EN NINGUNA OTRA CULTURA. LO MÁS, CONVIVIERON SIENDO MINORÍA EN ESPERA DE MEJOR CIRCUNSTANCIA PARA ELLOS.

He aquí cómo funciona todo ésto:

1. En tanto la población musulmana permanezca alrededor, o por debajo del 2% de la de cualquier país, ésta será vista por la población local como una minoría amante de la paz, y no como una amenaza hacia los demás ciudadanos.

Éste es el caso de lo que ocurre en:
Estados Unidos: 0,6% de musulmanes
Australia: 1,5% de musulmanes
Canadá: 1,9% de musulmanes
China: 1,8% de musulmanes
Italia: 1,5% de musulmanes
Noruega: 1,8% de musulmanes

2. Con una población que alcance entre el 2% y el 5%, los musulmanes comienzan con el proselitismo entre otras minorías étnicas y grupos descontentos del lugar, a menudo con reclutamientos considerables en cárceles y entre las bandas callejeras.

Esto está ocurriendo en:
Dinamarca: 2,0% de musulmanes
Alemania: 3,7% de musulmanes
Reino Unido: 2,7% de musulmanes
España: 4,0% de musulmanes
Tailandia: 4,6% de musulmanes

3. A partir del 5% de población musulmana, estos ejercen una influencia desorbitada con respecto al porcentaje de población que representan. Por ejemplo, insistirán en la introducción de los alimentos halal (limpios de acuerdo a los preceptos islámicos), asegurándose de esta manera empleos de manipuladores de alimentos reservados a los musulmanes. Empezarán las presiones sobre las cadenas de supermercados para que muestren alimentos halal en sus estanterías – junto con las correspondientes amenazas si no se cumplen estos requisitos.

Esto está ocurriendo en:
Francia: 8,0% de musulmanes
Filipinas: 5,0% de musulmanes
Suecia: 5,0% de musulmanes
Suiza: 4,3% de musulmanes
Holanda: 5,5% de musulmanes
Trinidad y Tobago: 5,8% de musulmanes
Llegados a este punto, trabajarán para que la autoridad gubernamental les permita que ellos mismos se regulen bajo la Sharia , la Ley Islámica (dentro de sus ghettos).

El objetivo último de los islamistas es establecer la Sharia en todo el mundo.

4. Cuando los musulmanes se aproximan al 10% de la población, tienden a aumentar la anarquía como un medio de quejarse sobre sus condiciones de vida en el país. En París ya hemos visto las revueltas imparables con quema de coches y de mobiliario urbano. En esta situación, cualquier acción no musulmana ofende al Islam, y resulta en insurrecciones y amenazas, como las de Amsterdam tras la oposición a las viñetas de Mahoma y películas sobre el Islam.

Estas tensiones se ven a diario, particularmente en los sectores musulmanes de:
Guyana: 10,0% de musulmanes
India: 13,4% de musulmanes
Israel: 16,0% de musulmanes
Kenya: 10,0% de musulmanes
Rusia: 15,0% de musulmanes

5. Tras alcanzar el 20%, las naciones pueden esperar disturbios espeluznantes, formación de milicias jihadistas, asesinatos esporádicos,y la quema de iglesias, como:
Etiopía: 32,8% de musulmanes

6. Con un 40% de musulmanes, las naciones experimentan masacres generalizadas, ataques terroristas crónicos, y guerra ininterrumpida de milicias, como las de:
Bosnia: 40,0% de musulmanes
Chad: 53,1% de musulmanes
Líbano: 59,7% de musulmanes

7. Los países que alcanzan un 60% de población musulmana experimentan persecuciones sin límite de los no-creyentes de todas las demás religiones (incluyendo a los musulmanes no ortodoxos), limpiezas étnicas esporádicas (genocidios), el uso de la Ley de la Sharia como arma, y el establecimiento de la Jizya , el impuesto sobre todos los infieles, como está ocurriendo en:
Albania: 70,0% de musulmanes
Malasia: 60,4% de musulmanes
Qatar: 77,5% de musulmanes
Sudán: 70,0% de musulmanes

8. A partir del 80% deben esperarse intimidaciones y jihad violenta sobre la población no islámica, algún tipo de limpieza étnica dirigida por el Estado, e incluso algún genocidio, a medida que estas naciones expulsan a los pocos infieles que van quedando, y se dirigen hacia el objetivo de un Estado 100% musulmán, tal y como se ha experimentado ya, o está en vías de consecución en:
Bangla Desh: 83,0% de musulmanes
Egipto: 90,0% de musulmanes
Gaza: 98,7% de musulmanes
Indonesia: 86,1% de musulmanes
Irán: 98,0% de musulmanes
Irak: 97,0% de musulmanes
Jordania: 92,0% de musulmanes
Marruecos: 98,7% de musulmanes
Pakistán: 97,0% de musulmanes
Palestina 99,0% de musulmanes
Siria: 90,0% de musulmanes
Tayikistán: 90,0% de musulmanes
Turquía: 99,8% de musulmanes
Emiratos Árabes: 96,0% de musulmanes

Alcanzar el 100% marcará el comienzo de la Paz de “Dar-es-Salaam” (el Paraíso de la Paz Islámico ). Aquí, se da por supuesta la existencia de la paz, porque todo el mundo es islámico, las Madrazas son las únicas escuelas, y el Corán la única palabra, como ocurre en:

Afganistán: 100% de musulmanes
Arabia Saudí 100% de musulmanes
Somalía 100% de musulmanes
Yemen: 100% de musulmanes

Desgraciadamente, la paz nunca se alcanza, puesto que en estos estados con el 100% de musulmanes, aquellos más radicales intimidan y vomitan odio, y satisfacen sus ansias asesinando a los musulmanes menos radicales, por una variedad de razones.

“Antes de cumplir los nueve años, ya había aprendido la doctrina básica de la vida árabe: era yo contra mi hermano; yo y mi hermano contra nuestro padre; mi familia contra mis primos y el clan; el clan contra la tribu; la tribu contra el mundo, y todos juntos contra los infieles” ( León Uris “El Peregrinaje”).

Es importante entender que en algunos países, con bastante menos del 100% de población musulmana, como en Francia, la minoría musulmana vive en ghettos, dentro de los cuales constituyen el 100%, y en los que viven bajo la Ley de la Sharia. La policía no osa entrar en esos ghettos.
No hay tribunales, ni escuelas nacionales, ni establecimientos religiosos no musulmanes.
En estas situaciones, los musulmanes no se integran en la comunidad en general. Los niños asisten a las Madrazas (escuelas musulmanas), donde sólo estudian el Corán.
Incluso relacionarse con un infiel es un crimen punible con la muerte.Por lo tanto, en algunas áreas de ciertas naciones, los imanes y los extremistas musulmanes ejercen más poder que el que la media nacional de penetración de la población podría indicar.
Mil quinientos millones de musulmanes representan hoy el 22% de la población mundial.
Pero su tasa de nacimientos eclipsa a la de los cristianos, hinduístas, budistas, judíos y todos los demás creyentes.
Los musulmanes superarán el 50% de la población del mundo al final de este siglo.

Este es el futuro que le espera al mundo a no ser que se tome conciencia y los deje vivir solamente entre ellos y en sus paises disfrutando su ” cultura”. No aportaron nada a la humanidad en los ultimos 100 años y no se ve ninguna razon para que lo empiecen a hacer ahora.

El Complot de la Pólvora - El Día de Guy Fawkes

 

Sábado, 5 de noviembre de 2005

Entrevista con Webster Griffin Tarpley en Cloak and Dagger Talk Radio con motivo del IV centenario del Día de Guy Fawkes.

www.cloakanddagger.de

   

 

Traducido al español por JLG jota2016@gmail.com

Lenny Bloom: Bienvenidos a Cloak and Dagger, les habla Lenny Bloom, a mi lado está Sherman Skolnick, a quien ustedes conocen cómo el Terminator de los Grandes Jurados americanos. Estamos aquí para celebrar el Día de Guy Fawkes. Recordaremos los sucesos de aquél 5 de noviembre y repasaremos algunos secretos de la élite gobernante, del gobierno en la sombra. Para comentar esta ocasión tan especial, el IV centenario de aquellos sucesos que tuvieron lugar el 5 de  noviembre de 1605, contamos con uno de los mayores expertos en historia, el autor de 9/11, Síntesis del Terror y de la Biografía no autorizada de George Bush: Webster Tarpley

 

Es un honor tenerte con nosotros, Webster.

 

Webster G. Tarpley: Muchas gracias, Lenny, Feliz Día de Guy Fawkes.

 

Lenny Bloom: Durante esta entrevista esperamos que excave en lo más profundo de aquellos sucesos y en su reflejo actual, así que explíquenos, Webster ¿qué es exactamente lo que se ha celebrado en este día durante los últimos 400 años?.

 

Webster G. Tarpley: En Inglaterra, el Día de Guy Fawkes todavía sigue siendo una de las fiestas más colosales del año. Si alguna vez ha estado allí verá que encienden hogueras, de hecho también se conoce el 5 de noviembre como el Día de la Hoguera. Queman grandes figuras de Guy Fawkes y del Papa después de arrastrarlas por las calles.

 

Hasta 1950 era ilegal no celebrar esta fiesta lo que la convertía en un acto muy compulsivo. También la Iglesia Anglicana, y aquí conviene recordar que la reina es la cabeza de esta iglesia, promovía un servicio religioso especial durante el 5 de noviembre que se enfocaba alrededor del Complot de la Pólvora y la salvación milagrosa del rey Jacobo.

 

Los hechos pueden resumirse de este modo: En la mañana de aquél 5 de noviembre el parlamento debía reunirse en la tradicional sesión de apertura en la antigua Cámara de los lores que también contaría con la asistencia del rey y de los lores. Previamente a la reunión se anunció que durante la madrugada se había descubierto a Guy Fawkes armado de una linterna, fósforos, yesca y una significativa cantidad de pólvora. Decían que Fawkes había acumulado disimuladamente en el sótano de la Cámara de los lores 30 barriles de pólvora con la intención de hacerlos estallar y volar también la Cámara de los Comunes, el rey, los personajes relevantes que asistiesen a la reunión incluyendo los líderes de la Iglesia Anglicana, etc.

 

Según la versión oficial, nada más ser descubierto Guy Fawkes fue hecho prisionero e inmediatamente llevado a la torre de Londres donde se le sometió a tortura junto a algunos conspiradores. El resto de ellos huyó en dirección a Stratford on Avon, en Warwickshire, el condado donde residía Shakespeare, siguiendo el supuesto plan original, intentando avivar una rebelión pensando que la explosión había tenido éxito y que el rey y los parlamentarios habían muerto.

 

Pero el aspecto fundamental sobre el que gravitaban estos hechos es que la totalidad de los supuestos conspiradores eran católicos y desde el gobierno se hizo todo lo posible por vincularles a la Orden Jesuita alegando que habían intentado matar al rey, a los lores y los comunes actuando bajo las órdenes del Papa y del General de los Jesuitas. Bajo esta acusación todos los conspiradores fueron ejecutados en el plazo de dos meses entre otros Guy Fawkes, Percy, Catesby, Winter, el maestro jesuita Garnet, líder provincial jesuita de la provincia de Inglaterra. Todos ellos fueron detenidos, torturados y llevados a un juicio-farsa tras el cual fueron ejecutados.

 

 

Los supuestos conspiradores en una ilustración de la época 

 

El gobierno británico utilizó este hecho como una especie de justificación primordial de la que estuvo viviendo los siguientes 200 años, prácticamente hasta la mitad del siglo XIX. En el libro de oraciones de los anglicanos, una religión estatal, permanecía este absurdo y propagandístico relato de los hechos acaecidos en 1605 y por eso aún se celebra en 2005, 400 años después.

 

Ahora bien, lo que yo empezaría diciendo es que la historia oficial es una mentira de arriba a abajo. Para mí, el Complot de la Pólvora tiene el mismo calado que el Incidente del Golfo de Tonkin, que utilizó el gobierno de Lyndon B. Johnson para justificar su presencia en Vietnam, o mas recientemente los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Los hechos que nos ocupan hoy fueron llevados a cabo por la facción whig anglo-veneciana que más tarde se reconvirtió en anglo-holandesa y anglo-americana.

 

Se trata de una facción financiera que ha dominado el mundo durante los últimos siglos y podemos decir que el Complot de la Pólvora fue uno de sus actos fundacionales. Si mirásemos la historia de los acontecimientos. El gran tema del momento en Inglaterra desde que Enrique VII se hizo protestante era la cuestión religiosa. Su hijo Eduardo había seguido a su padre en sus veleidades religiosas y había obligado a todo el país a renegar del catolicismo que había seguido desde hace siglos. Para conseguir un cambio con tantas implicaciones culturales se vieron obligados a convertir la Inglaterra de principios del siglo XVII en un estado policial, quizá el más cruel, si exceptuamos Venecia.

 

Aquella violenta represión tenía como objeto aplastar el catolicismo de Inglaterra ya que una enorme minoría perteneciente sobre todo al norte y el oeste que rondaba el 40/45% de la población, permanecía fiel a la religión católica. También una gran parte de la nobleza era católica, como el conde de Southampton, mecenas de Shakespeare, también católico.

 

La situación en Europa también se complicaba debido a la guerra que enfrentaba en aquél momento a Francia contra España y al papel que la inteligencia veneciana jugaba en aquel conflicto, gracias a una red diplomática extraordinariamente eficaz para la época, empeñada en que países como Inglaterra se enfrentasen con España. Si miramos la situación de Venecia veremos que estaba situada entre Austria al norte, los Estados Pontificios en el sur, y el Ducado de Milán al oeste controlado por los españoles. Todos ellos eran potencias católicas controladas por la dinastía de Habsburgo. Por tanto lo que los venecianos intentaban era prender diversas hogueras en Europa que hicieran a otros pueblos entrar en guerra con Europa.

 

Existía ya previamente desde comienzos del siglo XVI una tradicional alianza entre Venecia e Inglaterra que se mantuvo tras la Guerra de la Liga de Cambrai. La inteligencia Veneciana que operaba en Inglaterra maniobró lo inimaginable para provocar una creciente hostilidad en Inglaterra con el fin de enfrentarla contra España. Una de las herramientas en manos de Venecia para conseguir su propósito fue colocar un gobierno protestante en Londres que dirigiría primero contra España y después contra Francia

 

Toda la mística que rodea a la reina Isabel I y la Edad de Oro de los Tudor es pura propaganda anglófila y ya va siendo hora de que lo afrontemos.

 

Lenny Bloom: ¿En el momento de los hechos qué rey ostentaba la corona?

 

Webster G. Tarpley: Jacobo I, que había sido el rey de Escocia y posteriormente asumió la corona de Inglaterra en 1603, así que en 1605 digamos que aún era un recién llegado al cargo. De todos modos me gustaría decir algo más sobre la reina Isabel.

 

Elizabeth I (imagen) había estado en el poder hasta 1603 y al morir no había dejado ningún heredero, ni siquiera se casó… Pero mucho antes de que Isabel falleciera, Venecia había movido sus piezas para influir en la sucesión siendo su favorito Jacobo VI de Escocia a quien consiguen convertir en Jacobo I de Inglaterra. Sin embargo no debemos obviar que Venecia deseaba que Escocia fuese absorbida por Inglaterra porque cada vez que ésta iniciaba operaciones militares en Francia, Escocia invadía el norte de Inglaterra y la neutralizaba. Los venecianos lograron su propósito una vez que Jacobo VI de Escocia se convirtió en Jacobo I de Inglaterra. Ahora Inglaterra podría atacar a España sin temor a una incursión desde Escocia y Venecia podría centrar su atención sobre el Ducado de Milán en manos españolas. Sin embargo la clave de todo este entramado era la familia Cecil. No podemos arrojar una visión clara y lúcida sobre este periodo histórico sin saber algo más de acerca de Lord William Cecil (Cecil el Viejo) y Lord Robert Cecil (Cecil el Joven).

 

Aunque Isabel I estuvo en el trono hasta 1603 y Jacobo I hasta 1625, el auténtico poder detrás del trono, y nunca mejor dicho, era la familia Cecil. Eran unos auténticos maestros de la manipulación y el engaño, herramientas indispensables de los agentes de inteligencia, y marcadamente favorables a los intereses de Venecia. Para nosotros serían el equivalente a Lavrenti Beria, Himmler o J. Edgar Hoover, aunque para ser sinceros al lado de los Cecil estos que he nombrado parecerían meros aficionados. Como cualquier noble inglés, William Cecil (imagen) tuvo un nombre al comienzo de su vida, otro a la mitad y finalmente un tercero cuando alcanzó la cima de su carrera. Nuestro hombre pasó de William Cecil a Lord Burghley cuando logró colocar a Isabel en el trono de Inglaterra. Si alguno de nuestros oyentes ha leído Hamlet reconocerá a William Cecil en la figura de Polonio, alguien que es capaz de entregar a su hija Ofelia a otro en quien desconfía sólo para obtener poder. Como activista católico comprometido, Shakespeare corrió muchos riesgos para hablar de la familia Cecil mediante personajes interpuestos.

Lenny Bloom: Sin embargo la fama que obtuvo Shakespeare hace pensar que tal vez no fuera muy discriminado.

 

http://www.sailproductions.com/shakespeare/shakespeare.jpgWebster G. Tarpley: Shakespeare (imagen) tuvo que moverse con mucha discreción a pesar de que tenía buenos apoyos entre los nobles católicos y debido a esta circunstancia nunca representó un blanco fácil para sus enemigos, por más que lo intentaron. En lo esencial digamos que Shakespeare actuó entre bambalinas e incrementó su prudencia entorno a 1610 procurando quedar fuera de los servicios de inteligencia de los Cecil y especialmente de “el viejo”.

 

Para que sepamos de qué tipo de persona hablamos hemos de saber que William Cecil / Lord Burghley dejó escrita la siguiente perla: “Si los católicos se vuelven demasiado populares el gobierno deberá poner en marcha un plan que los desacredite y los vuelva aborrecibles para el resto del pueblo. Una vez que eso suceda pondremos en marcha contra ellos nuestro sistema penal 

 

Así que este fue su método básico, la provocación. Y qué casualidad que sea Robert Cecil, el joven, el cerebro del Complot de la Pólvora. Igual que su tío, Robert Cecil se convertirá en Vincent Cranborn hacia la mitad de su carrera y Lord Salisbury cuando llega a la cima de su carrera tras el Complot. Los Cecil son el modelo del núcleo duro de la política británica tanto entonces como ahora. De hecho, lo que hoy conocemos como partido conservador es exactamente eso aunque extendido. Para que no pierdan la perspectiva de lo que estamos diciendo fíjense que Francis Bacon, Barón de Verulam, Vizconde de San Albano y Canciller de Inglaterra, era primo de los Cecil y a finales del siglo XIX el primer ministro era Lord Salisbury, quien a su vez pertenecía al círculo de Lord Balfour, el de la Declaración de Balfour, por el que Inglaterra se comprometía a crear el estado de Israel en tierras que no le pertenecían.

 

Lenny Bloom: Para que nos quede claro a los oyentes y a mi  ¿Cecil organizó el Complot de la Pólvora con la única intención de echarles la culpa a los católicos?

 

Webster G. Tarpley: Absolutamente, así es. Preparó un falso complot e involucró a algunos fanáticos mezclados con sus propios agentes dobles para fingir que lo descubría a tiempo y salvaba a Inglaterra mientras echaba la culpa al Papa, al Vaticano y los jesuitas, criminalizando de paso a todos los católicos. Aquella operación les permitió consolidar un estado policial, pero lo triste es que los instigadores fueron una especie de virus en la sociedad inglesa.

 

De nuevo aquí nos encontramos con la bazofia propagandística de la buena reina Isabel y todo ese cuento de la era dorada. Fue parecido al nazismo, hubo persecución religiosa en un grado salvaje. Hasta qué punto lo referido es así queda demostrado por la correspondencia del embajador veneciano dirigida a Lord Cecil, que dice así: Puedo entender que haya proscrito a los católicos pero querría que me aclarara porque les persigue tanto, ¿cree realmente que debe hacerlo? Los católicos son más perseguidos en Inglaterra que cualquier religión minoritaria en el resto de Europa y no hablo en sentido figurado.

 

Cecil el joven tenía fama de maniobrero y manipulador, el Complot de la Pólvora no era el primer espectáculo siniestro que llevaba a cabo. Si volvemos de nuevo la vista a Shakespeare veremos que hay otro personaje fundamental en su obra que también tiene su correspondiente en Robert Cecil, me refiero a Ricardo III, aunque el genial dramaturgo se vio obligado a negarlo explícitamente. Cuando los esbirros de Cecil le presionaron dijo que los complots que Ricardo III lleva a término en la obra habían surgido de su imaginación o de pasajes que había imaginado en borracheras.

 

http://www.tudorplace.com.ar/images/Walsingham,Francis01.jpgSin embargo nos queda aún una importante figura en todo este maremagnum de la que hablar, me refiero a Cecil el Mayo o Lord Francis Walsingham (imagen). Este personaje es un típico agente veneciano. Él fue el responsable de que Venecia imbuyese a Inglaterra de aquella decadente moral sobre la que posteriormente asentó un imperio basado en el narcotráfico y la esclavitud. Durante el breve reinado de María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, Lord Francis Walsingham  fue expulsado del país y se refugió en Padua que en aquél momento estaba bajo la órbita veneciana. Allí fue “elegido” presidente de una sociedad de estudiantes extranjeros. A su vuelta y profundamente influenciado por intereses venecianos fundó el servicio secreto británico, hoy conocido como MI6. Quiero hacer hincapié en que esto tuvo lugar en las décadas de 1570/80 ya que eso explica porqué la inteligencia británica ha sido y sigue siendo la más poderosa del mundo. Ellos tienen redes que se asientan cientos de años atrás en el tiempo, algo que cualquier otro servicio secreto ni siquiera podría soñar.

 

Sigamos, Walsingham reclutó a John Dee, famoso espía de la época, y también a Christopher Marlowe, el dramaturgo amigo de Shakespeare que posteriormente fue liquidado cuando se percató del tipo de gente y fines para los que estaba trabajando y quiso apartarse. Ahora bien, bajo el reinado de Isabel I, Cecil el viejo puso en marcha no uno sino varios complots del cual el que nos ocupa hoy, el que conocemos como el complot de la pólvora, no es mas que uno de una larga serie de operaciones encubiertas. Los oyentes deberían saber que fue el complot Ridolfi, el complot Babbington y el complot de Throckmorton.

 

De todos ellos el más importante es el complot de Throckmorton porque lleva a la ejecución de María Estuardo, reina de los escoceses y luego al enfrentamiento con la Armada española. Estamos en 1601 y el Conde de Essex se rebela contra Robert Cecil pero falla y es ejecutado. Fíjese hasta que punto los Cecil eran ya poderosos cuando asume el trono Jacobo I.

 

El formato de estos complots era siempre el mismo. Unos provocadores a sueldo de Robert Cecil se encargaban de reclutar a estúpidos para convertirlos en carne de horca una vez que estuvieran bien involucrados en una conspiración. Luego la conspiración seguía su curso vigilada muy de cerca por los Cecil y cuando tenían la carga de la prueba articulada contra sus rivales políticos, entonces descubrían el complot en el último minuto y los ejecutaban. Es en aquél ambiente cuando Jacobo I llega al trono prometiendo tolerancia para los católicos y deseoso de terminar el enfrentamiento que Inglaterra había sostenido con Roma durante el reinado de Isabel I, sin embargo una vez que su poder es efectivo prefiere expropiar a los católicos de sus posesiones y que éstas vayan a parar a la corona. Aquello generó un hondo resentimiento entre el 45% de la población y lo que hizo Cecil fue organizar mediante sus agentes dobles y sus reclutadores el show del Complot de la Pólvora. Si miramos bien a los acusados sólo había un par de católicos que de verdad estuvieran comprometidos con los hechos. Guy Fawkes ni siquiera fue el más importante, sólo fue usado para ponerle rostro al espectáculo y que el odio fuera deseado por las masas. No olvidemos que todo este show pretendía demonizar a una parte de la población y obtener su aprobación en el proceso de exterminio subsiguiente. Es algo parecido al 11de Septiembre y el odio hacia los musulmanes.

 

Los personajes realmente claves de este proceso son Catesby y Winter, núcleo original del complot, que se reúnen a comienzos de 1604 y empiezan a diseñar una venganza contra Jacobo I. Ahora bien, lo que hemos de dejar bien claro es quiénes eran de verdad estos tipos. Catesby y Winter habían colaborado en el golpe fallido que el conde de Essex lanza contra Cecil y su situación en aquellos momentos estaba tan comprometida como lo puede estar alguien que pertenezca hoy al Programa Federal de Protección de Testigos, es decir eran herramientas de la corona listas para ser utilizadas en el momento adecuado contra un blanco preciso, en este caso los católicos.

 

En su encuentro de comienzos de 1604, Catesby y Winter hablan de alquilar un sótano frente a la Cámara de los lores y excavar un túnel que les lleve hasta el sótano del edificio. Pero resulta que su plan es imposible porque hay un muro que les corta el paso, de modo que se ponen en contacto con Lord Dudley Carlton, un diplomático que luego resulta recompensado por Robert Cecil, quien les proporciona un sótano bajo la mismísima cámara de los lores. Es algo así como si Henry Kissinger les hubiera proporcionado clases de vuelo a los supuestos terroristas suicidas del 11-S. A continuación colocan pólvora en el interior y reclutan a otros conspiradores, llamémosles, accidentales, entre los que se encuentra Percy. Resulta relevante saber que existen testimonios de uno de los acusados que en cierta ocasión ve a Percy saliendo de la casa de Robert Cecil. ¿Le parece eso normal? Está claro que Percy era como mínimo agente doble igual que Catesby y Lord Dudley Carlton.

 

Un par de semanas antes del 5 de noviembre, fecha de apertura del parlamento, un noble católico llamado Lord Mounteagle le confiesa a Cecil que ha recibido una carta donde se le recomienda que no vaya al acto previsto para la famosa fecha. Cecil se apodera de este documento que se conoce como la Carta de Mounteagle y se la da a conocer al rey cinco días después diciéndole: “Majestad, he recibido esta carta de Lord Mounteagle, ¿qué cree usted que puede significar?” y Jacobo I, que ya había sufrido varios atentados cuando aún era rey de Escocia, le da credibilidad a esta nueva intentona y responde “Dios mío, van a volar el parlamento”.

 

Pero se trata de un truco muy viejo. Lo más probable es que la carta la escribiese el propio Cecil y fuese él mismo quien se la enviase a Lord Mounteagle, creando de la nada una fuente externa cargada de credibilidad al provenir de un católico que avisa de la amenaza. Por otro lado, Cecil es muy hábil también al dejar que sea el rey el que ate los cabos que avisan del atentado porque hace que se pongan en marcha en el monarca mecanismos psicológicos de autoconfianza, de vanidad, muy primarios pero muy fuertes, que le llevan a creer que es una especie de Sherlock Holmes capaz de desentrañar misterios que para el resto permanecen insondables.

 

Después Cecil convence al rey para esperar unos días más antes de actuar y es el día 5 cuando unos leales súbditos de su majestad que se encontraban de casualidad en los sótanos del parlamento, ven el tintineo de la linterna de Guy Fawkes mientras prepara los últimos detalles del atentado. Lo detienen, desbaratan el complot y crean el mito. De hecho la linterna de Fawkes aún permanece expuesta en el museo. Para el pueblo, el cuento de la linterna vino a ser como una especie de luz divina que apuntaba contra los católicos.

 

Pero como dije al principio el asunto no se cierra en Guy Fawkes sino que Winter y Catesby huyen hacia Stratford on Avon donde son apresados y ejecutados a pesar de trabajar para Cecil porque este no dudaba en eliminar a sus agentes si con ello conseguía reforzar la tesis principal. Eso es algo muy común en los servicios secretos. Cecil pretendía, y lo consigue, que nadie conociese el testimonio de los implicados de otro modo que no fuese a través de confesiones escritas. Pero si nos fijamos en la firma de Guy Fawkes antes y después de la tortura tendremos una impresión veraz de lo que debieron hacerle a ese hombre. Algo similar ocurre con la confesión de Thomas Winter, que está escrita con una letra que no es la suya y además tiene faltas de ortografía en el nombre. No se puede decir que Cecil hiciese un trabajo perfecto.

 

Vuelvo a insistir en que este hecho es muy parecido en conjunto a ese entramado de sucesos que conocemos como 11 de septiembre y la necesidad del establishment en dirigirnos hacia un choque de civilizaciones.

 

Lenny Bloom: Webster, mientras estaba usted entrando en los detalles yo estaba mirando lo que dice la web de la Enciclopedia Británica y es oficialista 100%. Si tenemos en cuenta que la Enciclopedia lleva imprimiéndose dos siglos tendremos que pensar que los británicos aún le dan importancia a este tema, ¿no es cierto? ¿No debería haber llegado ya el momento de que reconociesen la verdad de los hechos?

 

Webster G. Tarpley: Esto no se detendrá nunca. En 1990 salió un libro escrito por un tipo que trabaja en el Museo del ejército británico y avala la versión oficialista de los Cecil al completo. Es ridículo pero es así. El establishment continuará defendiendo mientras pueda su versión de los hechos porque para ellos es un acto fundacional.

 

Sherman Skolnick: Creo que hay otros aspectos relacionados con esto, por ejemplo la mayoría de los informes históricos sobre Isabel I sostienen que ella salió indemne de todos los complots que se gestaron contra su vida gracias a su excelente servicio de inteligencia. 

 

Webster G. Tarpley: No es cierto. Esos informes históricos ocultan que la mayoría de los complots que se dirigieron contra ella eran falsos y estaban orquestados por Cecil el Viejo. Estaban diseñados para ser descubiertos y generar un clima propicio a sus intereses.

 

Sherman Skolnick: Fíjese en esta declaración que le voy a leer de la Enciclopedia Británica y dígame que piensa sobre ello: "El complot intensificó las sospechas de los protestantes sobre los católicos y dio paso a la entrada en vigor de la rigurosa ley de la Recusación, por la que se multaba a aquellos que no asistiesen a los oficios anglicanos." En otras palabras, ¿usaron los hechos para perseguir a los católicos y forzar al pueblo a convertirse al protestantismo?

 

Webster G. Tarpley: Naturalmente. Aquello significaba que la oligarquía británica disponía de décadas para forzar la persecución religiosa y establecer un régimen policial. Hasta qué punto esto es cierto lo demuestra el hecho de que en la Francia de Enrique IV los protestantes franceses, los hugonotes, no eran perseguidos debido al respeto que se tenía por el decreto de Nantes de 1590 que otorgaba a esta minoría unos derechos que no podían ser pisoteados. Sin embargo ser católico en tiempos de Jacobo I implicaba ser multado o probablemente detenido y ejecutado. Y si en el mejor de los casos usted se veía obligado a huir del país sus bienes eran confiscados automáticamente.

 

Shakespeare se vio obligado a enviar su hijo a lo que más tarde sería Bélgica para que pudiese recibir educación católica en una escuela jesuita. Se arriesgó mucho con aquello porque si hubiese sido descubierto por Cecil es muy probable que hubiese sido acusado de espía, detenido, expropiado, juzgado sumariamente y ejecutado.

 

Sherman Skolnick: ¿Todo aquél esfuerzo que hubo en el pasado por achacar la autoría de las obras de Shakespeare a Francis Bacon fue un esfuerzo por desacreditar al genial dramaturgo?

 

Webster G. Tarpley: Así es. Eso refleja el odio de los británicos a Shakespeare porque él no transigía con sus órdenes y requerimientos. Por eso tuvieron que construir un mito alternativo que les encajase en su visión de la historia. El no era de la cuerda de la reina Isabel en absoluto. De hecho cuando murió la reina en 1603 la corte pagaba a los poetas por cantos que glosaran alabanzas hacia su persona y Shakespeare no quiso tomar parte en aquello.

 

Volviendo al asunto que nos ocupa creo que sería interesante que nos detuviésemos en Coke, el fiscal que dirigió los interrogatorios y los juicios del Complot de la pólvora, y que sería un equivalente en poder, cargo y miseria moral a lo que hoy significa Ashcroft para nosotros. Coke recibe una confesión de Guy Fawkes que dice que aunque la conspiración es conocida por el padre Garnett, este nunca ha tenido acceso a los detalles sobre el complot. Sin embargo Coke escribe en las actas “Huc usque” que es un término latino que viene a significar “El resto se omite” y de hecho en su disertación durante el juicio omite deliberadamente que el padre Garnett lo desconocía todo sobre los detalles de la trama.

 

Sherman Skolnick: Quisiera añadir algo sobre este aspecto que creo que nos interesa aclarar. Mucha de la jurisprudencia americana está basada en lo que se conoce como Informes Coke, que se usan cuando un fiscal quiere retomar un aspecto ya establecido en un precedente. El Tribunal Supremo tiene cientos de resoluciones de los dos últimos siglos en los que se refiere al Informe Coke

 

Webster G. Tarpley: Es una parodia, una parodia absoluta.

 

Sherman Skolnick: ¿Debemos entender entonces que Coke era un contra-conspirador?

 

http://www.processionemisteritp.it/origini/claudio_acquaviva.gifWebster G. Tarpley: No, más bien era como Andrei Vyshinsky, el fiscal que dirigía los juicios espectáculo durante el estalinismo. Coke hizo lo mismo, dirigir los juicios espectáculo de Cecil. Primero los de Fawkes y Winter tras los que son ejecutados, y luego el de el padre Garnett tras el que también es ejecutado. Pero es esencial que sepamos que en cuanto el padre Garnett supo que la conspiración estaba en marcha escribió a Claudio Acquaviva, General de los Jesuitas, (imagen) para decirle lo que estaba pasando y que no sabía como detener aquél estúpido complot. La respuesta de Acquaviva no se hizo esperar y decía textualmente: “El Papa, y yo junto con él, le ordenamos que haga lo imposible por detener cualquier actividad violenta”. En otras palabras, tanto el Papa como Acquaviva sabían que aquello era una locura porque aunque el complot tuviese éxito no había posibilidad alguna de que se produjera un cambio de gobierno en Inglaterra.    

 

Sherman Skolnick: En los últimos 20 años salieron algunos autores que afirman que el juicio contra Guy Fawkes forma parte de un complot, el verdadero complot, y aportaron alguna documentación que había sido ocultada durante 400 años para avalar sus argumentos.

 

Webster G. Tarpley: Le diré cual es esa documentación. Durante muchos años la clave ha estado en la pólvora, en los treinta barriles y las treinta pipas. El Daily Telegraph del 4 de mayo de 1978 nos dice que unos investigadores han encontrado un recibo del registro de la Oficina de Guerra fechado el 7 de noviembre de 1605, es decir dos días después de los hechos, que determina que la pólvora no es tal sino pólvora en grano (mucho menos efectiva) y que su estado está deteriorado por lo que su capacidad de explosión era nula. Esto arroja aún más luz sobre la naturaleza de los hechos y sobre la verdadera autoría del complot. Está claro que Cecil no se iba a arriesgar a que por una razón u otra el parlamento explotase.

 

Sherman Skolnick: Creo que es interesante que nuestros oyentes sepan que en 1993 el FBI también consiguió a través de  agentes dobles que los explosivos de los atentados de aquel año en el WTC también fueran inoperativos pero al parecer estos tipos fueron más listos y los cambiaron por otros completamente efectivos. Parecería que el Complot de la Pólvora es una especie de clase magistral para este tipo de operaciones

 

Webster G. Tarpley: Así es Sherman, lo que resulta tan relevante del Complot de la Pólvora es que el repertorio habitual del terrorismo de estado tal y como se desarrolla hoy ya estaba siendo utilizado en 1605 por ingleses entrenados a su vez por la mayor potencia de inteligencia de todos los tiempos, Venecia. Y el problema continúa hoy, también en los hechos del WTC, tanto en 1993 como en 2001 hay agentes anglo-venecianos implicados.

 

La imagen “http://www.knowledgerush.com/wiki_image/b/b4/Giordano_bruno_250.jpg” no puede mostrarse, porque contiene errores.Sin embargo los oyentes se preguntarán porque hablo de Venecia. Verán, en la década de 1580, el Complot de Throckmorton dio paso a la ejecución de María Estuardo, conocida como la reina María de los escoceses, y consecuentemente a la guerra con España. Pues bien aquellas operaciones fueron llevadas a cabo por uno de los más eficaces agentes al servicio de Venecia, me refiero al filósofo y dramaturgo Giordano Bruno (imagen)

 

La imagen “http://www.leithhistory.co.uk/images/ben.jpg” no puede mostrarse, porque contiene errores.Precisamente estando al servicio de Venecia se hizo secretario del embajador francés en Londres y maniobró para llevar a término el conjunto de operaciones que se conocen como el complot de Throckmorton. Durante todo ese tiempo trabajó estrechamente con Walsingham, el agente veneciano creador del servicio secreto británico del que ya hablamos antes. Por tanto lo que estamos viendo es una operación de inteligencia veneciana en Londres en tiempos de Isabel I. Llegados a este punto no podemos sino detenernos en Ben Johnson quien también era un famoso dramaturgo, que para muchos cumplía el papel un tanto retorcido de rival de Shakespeare, aunque era persona de carácter débil y muy inseguro.

 

Dos días después del complot, Cecil le ordenó a Johnson (imagen) que estableciera contacto con cierto sacerdote. Este aspecto resulta muy enigmático porque nunca quedó bien explicado  aunque lo cierto es que nos queda correspondencia de Johnson a Cecil y dice así: “Lo he intentado, he tomado las medidas más sensatas. Fui a ver al capellán del embajador veneciano, pero no conseguimos que el sacerdote saliese de su escondite”. Esta carta significa que el embajador veneciano estaba interviniendo en una operación dirigida por Robert Cecil. Tampoco queda claro el papel de Ben Johnson en toda esta historia, quizá fue una especie de agente reclutador, porque algunos de los implicados en este complot frecuentaban las mismas tabernas que Shakespeare y él.

 

Sherman Skolnick: Qué hay de cierto en que Elizabeth II es católica secretamente.

 

Webster G. Tarpley: Sinceramente no me lo creo. A mi me parece una pagana más que rinde culto al poder, como todos.

 

Permítame decir que otra prueba importante de la que dispone la Historia respecto al tema que nos ocupa es un informe de inteligencia de uno de los espías de Cecil. Este agente cuyo nombre era Henry Rice, escribió en abril de 1604 -un año y un medio antes de los hechos- lo siguiente: “He reclutado a un sub-agente llamado Davies. Al parecer está involucrado en un complot anticatólico cuyo fin es involucrar a sacerdotes. Yo creo que podría involucrar a unos 60 de ellos”. La respuesta de Cecil es: “No necesitamos tantos. Lo que necesitamos es jesuitas que estén en altos puestos de responsabilidad y sacerdotes de seminario de alto nivel”.

 

El asunto continúa con más correspondencia en la que la gente de Cecil se pone en contacto con Davies para que acelere los tiempos de su operación y Davies les responde lo siguiente: “Lo siento pero no voy a declarar traición hasta que se me otorgue un perdón por escrito que me exculpe de lo que estoy haciendo.” Y como podemos comprobar dicho perdón se concedió y se firmó el 25 de abril de 1604. Resumiendo para que les quede claro a nuestros oyentes, 18 meses antes de los hechos que dieron lugar a los arrestos del Complot de la Pólvora, Cecil ya estaba trabajando para involucrar a sacerdotes y firmando perdones a sus agentes dobles.

 

Sherman Skolnick: Un aspecto muy interesante de su libro “9/11. Síntesis del terror” es que en la presentación menciona el Complot de la Pólvora. Resumiendo viene a decir que el 11 de septiembre es una operación igual: un gobierno oligárquico corrupto demonizando una religión para conseguir alcanzar sus fines geoestratégicos.

 

Webster G. Tarpley: Absolutamente.

 

Sherman Skolnick: En el 11 de septiembre el establishment quiere demonizar al Islam, por eso dijeron que 19 musulmanes lo llevaron a cabo aunque está cada vez más claro que solo fueron tontos útiles. 

 

Webster G. Tarpley: Exacto. Debemos tener muy presentes los métodos de esta facción históricamente anglo-veneciana, que hoy se ha transformado en anglo-americana. Todos los componentes  actuales pueden encontrarse en Wall Street, Washington y en la City de Londres pero los métodos siguen siendo los mismos.

 

Precisamente Shakespeare dejó entrever mucha de esta metodología en su obra sin embargo es curioso hasta que punto no constituye una referencia en nuestras mentes a pesar de la cantidad de estudios que se han hecho sobre su trabajo. Por ejemplo Otelo (imagen) es el equivalente del rey Jacobo I dividido entre Yago el veneciano, que representa a Cecil y Venecia, y Casio el florentino, que representa los valores reales del Renacimiento*. Si vemos la manera en que Yago engaña a Otelo encontraremos la metodología veneciana. Él lo aísla, le separa de Casio, de Desdémona, lo retuerce todo mediante la argucia del pañuelo. Yago es sin duda un representante del modus operandi veneciano.

 

Sherman Skolnick: ¿Cómo pudo Shakespeare sobrevivir en aquella Inglaterra mientras su teatro resulta tan políticamente crítico?

 

Webster G. Tarpley: Pues porque nada de lo que escribió era explícito, más bien se trata de imágenes hasta cierto punto codificadas aunque los destinatarios recibieron el mensaje claramente. Cuando la gente de los Cecil le pidió explicaciones por el contenido de su obra el lo negó punto por punto. Además como dije antes siempre contó con algunos apoyos muy importantes.

 

Él intentaba con sus obras influir en la moral de Isabel y de Jacobo. Su obra más determinantemente relacionada con el obrar veneciano es sin duda Macbeth. Sin embargo fíjense también en que es su obra más corta, exageradamente corta y esto se debe muy probablemente a que el libreto ha sido censurado. También en el Rey Lear encontramos más de lo mismo, por no hablar de Ricardo III.

 

Sherman Skolnick: Es muy interesante lo que cuenta, Webster, sin embargo tenga por seguro que si ésta fuese una reunión de jueces y abogados lo más seguro es que le echaran porque es tanta la legislación americana basada en la inglesa, por ejemplo los informes del Lord Coke (imagen) que no le permitirían hablar así.  

http://www.gunpowderplot.parliament.uk/images/pictures/img_coke_lrg.jpg

Webster G. Tarpley: Él era el Ashcroft de la época. Era un torturador y un falsario que basó sus argumentos contra los acusados en un impresionante cúmulo de mentiras.

 

Hace más o menos cien años que se reabrió el debate sobre los sucesos del Complot de la Pólvora y el juicio posterior y uno de los principales historiadores de Oxford, un tal Gardiner, negaba cualquier posibilidad de engaño apoyándose en la ridícula tesis de que era imposible que los honorables nobles que firmaron como testigos en las confesiones de Fawkes y Winter hubiesen mentido. 

 

Era imposible que una patraña así quedara sin respuesta, por eso un jesuita de la época le contestó preguntándose cómo es que ninguno de esos nobles, que al parecer nunca asistieron a las torturas de Fawkes y Winter, se levantó durante los discursos de Coke en el juicio preguntando por la amputación de las declaraciones donde se exculpaba al padre Gerard.

 

Sherman Skolnick: Le resultará interesante saber que en la escuela de derecho de la Universidad de Chicago honran a los jueces de la famosa Corte de la Cámara de la Estrella que estuvo en funcionamiento hasta 1692. Sabrá que aquellos honorables jurisconsultos no tenían reparos en cortar una mano al que testificase lo que ellos no querían oír… digamos que no existía la V enmienda. Pues bien, allí en la escuela de derecho hay un cuadro con el marco dorado de Lord Jeffrey, uno de los más importantes jueces del periodo del que está usted hablando, y lo que me gustaría destacar es que hay un gran defecto de partida en el sistema judicial americano, concretamente en el sistema de precedentes del derecho, porque está muy fundamentado en los Informes Coke. Y es impresionante escucharle a  usted diciendo del Complot de la Pólvora. Parece que todo esto forma parte también de la mentira, de la Gran Mentira que nos han contado a los americanos. Tenemos que ser iconoclastas y denunciar estas cosas.

 

Webster G. Tarpley: Es que lo que tenemos que identificar aquí es un raquitismo permanente de la cultura anglosajona.  Porque esto fue una operación de inteligencia, fue fabricada, orquestada, manipulada y atrofiada en el juicio. Y no se detuvo allí, se uso de elemento fundacional religioso y cultural. Toda aquella patraña pasó a los misales anglicanos y obligatoriamente el sacerdote tenía que hacer una referencia a Guy Fawkes hasta 1859-60. Es vergonzoso. Es parecido al 9/11 en decenas de aspectos, ahora también se intenta construir desde el establishment una cultura de odio a los musulmanes que se divulga a través de los mass media -los púlpitos actuales- y la gente está obligada a creerlo o se vuelve enemiga del sistema.

 

Sherman Skolnick: ¿Qué hizo el Papado desde 1605 en adelante para combatir esta gran mentira fundacional de Inglaterra?

 

Webster G. Tarpley: Toda la comunidad católica inglesa repudió el Complot de la Pólvora. De hecho la comunidad católica ya estaba repudiando las formas previas de violencia y persecución que se estaban dando. Hubo una mujer llamada Ellen Fortesquieu que vivía en un edificio famoso en Londres, el Black Friar (Fraile Negro) que habilitó para dar refugio a sacerdotes. Shakespeare hizo algo parecido en Gatehouse una casa refugio que compró y restauró de su propio bolsillo para la misma labor.

 

Sherman Skolnick: ¿Tiene algo que ver con el puente de Blackfriars?

 

Webster G. Tarpley: Bueno está en el mismo barrio. Blackfriars era el viejo monasterio dominico de los frailes negros. Volviendo a lo Imagen:Pope Paul V by Crispyn de Passe.pnganterior, los conspiradores, en realidad agentes dobles a sueldo de Cecil, entre ellos Percy, intentaron llegar a este refugio para sacerdotes con objeto de vincular el refugio al complot. Entonces Ellen Fortesquieu les impidió el paso y les espetó: “Ustedes no son católicos, son unos mentirosos. Usted, Percy, es bígamo y no confío ni en usted ni en los que le acompañan. No voy a permitirles la entrada”. Al igual que Ellen, toda la comunidad católica inglesa renegó de aquél intento de atentado y se desvinculó de las acusaciones orquestadas por los Cecil. Ahora bien, Pablo V, Borghese (imagen) era un doctrinario, un pedante, que maldijo los hechos en su correspondencia privada mientras hacía caso omiso a la necesidad de la Iglesia de publicar una encíclica diciendo todo lo que sabían acerca del Complot de la Pólvora, justo lo contrario de lo que hizo Robert Cecil. No se sabe bien si esta decisión partió de su entorno o de él mismo pero fue una oportunidad perdida. Para los católicos ingleses supuso una traición dolorosa y fue una de las cosas que más amargó a Shakespeare.

 

http://www.tudorplace.com.ar/images/Cromwell,Thomas(1EEssex)01.jpgLenny Bloom: Todo esto se deriva del Acta de Supremacía, el acta por el cual Enrique VIII se separó de la Iglesia en 1534. Puesto que los esfuerzos por obtener el divorcio a través de la presión sobre Roma fallaron, Thomas Cromwell (imagen) se dirigió al Parlamento y resolvió el problema rompiendo lazos con el Papa, a continuación elaboró una serie de actas reduciendo el papel de la Iglesia Católica en Inglaterra. 

 

Webster G. Tarpley: Ese momento tiene mucha más importancia de lo que parece a simple vista.  Permítame sólo decir, que lo que hace Enrique VIII es un robo masivo de los bienes eclesiásticos, la toma virtual de los monasterios y las órdenes con las que enriquecer a una nobleza que le jura lealtad tras salir beneficiada de ese robo. El factotum de todo aquello fue, como usted ha dicho, Thomas Cromwell, otro agente al servicio de Venecia aunque del “sector privado” ya que había trabajado para algunas casas bancarias venecianas, lo que viene a ser lo mismo, exactamente igual que hoy.

 

Thomas Cromwell era pariente de Oliver Cromwell, el llamado Lord Protector, que no fue sino la cabeza de una férrea y cruel dictadura que se impuso en Inglaterra durante las décadas de 1650/60. Siempre hubo un agente veneciano cerca de la monarquía británica influyendo en sus destinos.

Al morir Enrique VIII subió al trono su hijo Eduardo VI por un breve periodo al que le siguió María I Tudor hija de Enrique y Catalina de Aragón y esposa de Felipe II. Durante su reinado, María (imagen) abiertamente romanista, reinstaura el catolicismo en Inglaterra. El agente veneciano de este periodo es el Cardenal Reginald Pole, que a su vez pertenecía a la familia Plantagenet, la casa real más antigua de Inglaterra que había sido expulsada cien años antes. Pues bien, el Cardenal Pole fue educado en Venecia por Gasparo Contarini quien ya era jefe de la inteligencia veneciana en los primeras décadas del siglo XVI. Este tipo de personajes eran los que movían los hilos en aquella época. Estos son los maestros de la manipulación. Es necesario que se vean no sólo los sucesos históricos sino las fuerzas que los mueven y en el caso que nos ocupa es estúpido sacar a Venecia de la ecuación. Siempre estaban dispuestos a provocar el conflicto religioso y mover los hilos de tal manera que la casa real británica estuviese enfrentada a España por un motivo u otro.

 

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Gasparo Contarini y Paolo Sarpi

Jefes de Inteligencia veneciana en la época de

Enrique VII y Elizabeth / James respectivamente

 

Afortunadamente los jesuitas sí se preocuparon de poner las cosas en su sitio. Hay dos casos excepcionales que además me gusta citar porque sus obras están disponibles. El primero es el Padre Gerard[1], un buen polemista que vivió hace unos cien años y que escribió material muy bueno sobre el Complot de la Pólvora. Como ya dije antes Gerard entró en batalla con Gardiner y lo mismo hicieron otros jesuitas contra las tesis que se propalaban desde Oxford. Funcionaban en varias líneas de discusión. Actualmente el líder de los escépticos del Complot de Pólvora es Francis Edwards, de Londres, que aún vive y goza de buena salud. Escribió un libro sobre el tema en 1969 al que hay que añadir otro buen par de artículos.

 

Edwards también trató la serie de atentados fallidos que sufrieron Isabel y Jacobo, dedicando especial atención a dos complots contra este último denominados Main and the Bye (Principal y Adiós). Actualmente trabaja en una gran obra sobre el Complot de la Pólvora que estará disponible en breve, pero si quieren leer algo suyo sobre el tema recomiendo su libro de 1969 y varios artículos que escribió a principios de los 90. El oyente interesado encontrará en Google abundante material tecleando “Francis Edwards Guy Fawkes”.

 

Yo soy de la opinión de que ésta es la manera en la que actúa el Papado, deja que los Jesuitas digan abiertamente lo que han averiguado fruto de sus investigaciones.

 

Sherman Skolnick: Si recuerdo la historia correctamente unos 35 años después de estos hechos el Parlamento fue anulado. ¿Tuvo algo que ver el tema que nos ocupa?  

 

Webster G. Tarpley: Pienso que los dos hechos están muy distantes porque el Complot de la Pólvora tuvo lugar en 1605 y el cierre del parlamento ocurrió en las décadas de 1640/50. De todos modos la monarquía y la sociedad británicas quedaron muy tocadas tras estos hechos. Piénselo, si uno implanta una religión estatal y utiliza como acto fundacional una patraña cargada de mentiras y la incorpora en los misales el país entero éste se verá afectado. Para aquellos ciudadanos que forman la élite moral de la sociedad, para los verdaderamente comprometidos esto será blasfemia de la más vil. ¿Cómo se puede incorporar un evento así al Libro de Oraciones? ¿Cómo se pueden mezclar las palabras de Jacobo, Cecil y Coke con las palabras de Dios? Es ridículo. Es provocar una situación explosiva que es la que estalla precisamente en 1640 cuando surgen los conflictos con puritanos, congregacionistas, diggers, seekers, ranters, muggletonianos  y quintos monárquicos. Inglaterra se convirtió en el centro de atracción para cualquier secta descabellada hacia 1640.

 

Los diggers o excavadores eran comunistas; los revellers (juerguistas) comunistas a su propia manera; los ranters proclamaban el amor libre y pretendían hacer de la taberna el centro de la vida religiosa... aquél acto fundacional, como Cecil lo consideró, sólo fue decadencia. De nuevo quiero decir que si miramos lo que pasa en EEUU tras el 9/11, tenemos a todos esos autodenominados cristianos fundamentalistas que ven en todo eso una señal apocalíptica

Sherman Skolnick: La siguiente pregunta requiere una respuesta extensa aunque quizá pueda abreviárnosla. ¿Todos estos sucesos dieron lugar a que Inglaterra nunca tuviese una constitución o una ley orgánica escrita? Quiero decir que ellos ya tenían un derecho común fundamentado de antiguo y totalmente aceptado en tiempos de Coke, pero nunca pusieron nada por escrito

 

Webster G. Tarpley: Es cierto, no se si los oyentes sabrán que los ingleses no tienen constitución escrita a diferencia de los americanos. La constitución inglesa es como el Tao, está por todas partes y al mismo tiempo en ninguna. Cuando se quiere conocer la base legal ellos dicen: “Bueno, tenemos un cuerpo de precedentes que definen la relación entre el rey, los lores y los comunes” Y cuando pretendemos tener acceso a esos precedentes descubrimos que no podemos verlos todos ¡porque algunos son secretos!. Como Sherman decía está la Cámara de la Estrella y otras cortes secretas. Tal vez nosotros también las tengamos aquí en los EEUU*.

 

Otro aspecto para echarse a llorar es el sistema legislativo inglés. No hay absolutamente ninguna distinción entre una enmienda constitucional y un estatuto. En otras palabras, teniendo la mayoría adecuada en el parlamento pueden aprobar una ley que virtualmente cambie esa constitución no escrita

 

Lenny Bloom: Sherman, vamos bastante mal de tiempo, ¿qué te parece si le pedimos a Webster que continúe con los aspectos que queden por mencionar del Complot de la Pólvora?

 

Sherman Skolnick: ¡Claro que si!. Adelante Webster.

 

Webster G. Tarpley: Bueno está casi todo dicho pero quizá deberíamos citar a Godfrey Goodman, obispo anglicano de Gloucester que vivió estos hechos directamente y dice lo siguiente sobre Robert Cecil tras descubrir este último el resentimiento de Jacobo I a los católicos. “Cecil mostraría su servicio al Estado si ideaba y desarrollaba una conspiración que luego desarbolase. Cuanto más odiosa fuese esta traición, mayores serían sus méritos”.

 

Cito ahora otro párrafo extraído de la Breve Historia de Inglaterra: "Hay quienes afirman que este plan se forjó en la mente de Cecil que había diseñado este plan para la monarquía isabelina. Con este fin y mediante agents provocateurs incitó a algunos católicos a llevar su plan a cabo mientras estos permanecían ignorantes de quien les reclutaba."

 

Está claro que Robert Cecil siguió los pasos de su predecesor Walsingham en cuanto al uso de agentes dobles y que cada uno de los participantes del complot tuvo un papel asignado por Cecil. Algunos de los agentes dobles pensaron que en el último momento Cecil hablaría y se salvarían y sin embargo no fue así. El resto de los que perecieron fueron los fanáticos que encontramos a lo largo de la Historia en cada tiempo y lugar  y qué tan útiles resultan siempre a los Cecil del mundo para poder patrocinar falso terrorismo.

 

Lenny Bloom: Un millón de gracias por tu presencia Webster, ha sido un placer tenerte con nosotros.

 

Webster G. Tarpley: Gracias a vosotros. Feliz Día de Guy Fawkes a todos.

 



* Quizá más equivalente aún con el celoso shakesperiano sea la figura de Enrique VIII (Otelo), fundador de la iglesia anglicana tras la decapitación del fiel Tomás Moro (Casio). Aquello fue una operación de inteligencia desde el principio hasta el final orquestada por el Yago particular del monarca, su consejero religioso, el veneciano -cómo no-  Francesco Zorzi. El papel de Desdémona quedaría reservado para Catalina de Aragón, encerrada de por vida en un torreón, una forma vil y dilatada de estrangulamiento, por no ceder a los planes de aquél enfermo mental que entregó Inglaterra a cambio de sexo. Tampoco sería equivocado pensar que tal vez la perfecta Desdémona sea la Fe Católica (N del T)

* Todo este asunto de las cámaras secretas recuerda muchísimo al sistema veneciano de gobierno y su Consiglio Dei Dieci. (N del T)

The Gunpowder Plot

(Oath taken May, 1604, plot discovered November, 1605). Robert Catesby, the originator of the Powder Plot, owned estates at Lapworth and Ashby St. Legers. His ancient and honourable family had stood, with occasional lapses, perhaps, but on the whole with fidelity and courage, for the ancient faith. Robert, however, had begun differently. He had been at Oxford in 1586, after Protestantism had won the upper hand, had married into a Protestant family, and his son was baptized in the Protestant church. Father Gerard says that he "was very wild, and as he kept company with the best noblemen in the land, so he spent much above his rate." But at, or soon after, his father's death in 1598 "he was reclaimed from his wild courses and became a Catholic", and was conspicuously earnest in all practices of religion. We, unfortunately, also find in him an habitual inclination towards political and violent measures. This was conspicuously shown during the brief revolt of the Earl of Essex, in February, 1601. Upon receiving a promise of toleration for his co-religionists, Catesby immediately joined him, and also induced some other Catholics to join — among others, Thomas Percy, Thomas Winter, John Wright, and Lord Monteagle, all of whom we shall afterwards find in, or at the edge of, the Powder Plot. Catesby, who is said to have behaved with great courage and determination, escaped the fate of Essex with a ruinous fine, from which his estates never recovered.

But the mental warp caused by those few days at Southampton House was more deleterious still. He was probably henceforth connected with all the schemes for political or forcible remedies which were mooted at this time. Early in 1602 his ally, Thomas Winter, is found negotiating in Spain for assistance, in case Elizabeth's death should leave the Catholics a chance of asserting themselves, for it was one of Elizabeth's manias to leave the succession an open question. Again, he knew of, perhaps had something to do with, the obtaining of a Brief from Clement VII which exhorted Catholics to work for a Catholic successor to the throne (The Month, June, 1903). Still it is not to be imagined that Catesby's faction, for all their ultra-Catholic professions, thought themselves debarred from treating with Protestants when that was to their advantage. While Winter negotiated at Madrid, Percy was busy at Edinburgh, and received from James promises of favour for the English Catholics. So notorious was it that the Catesby clique were "hunger-starved for innovations", that when Elizabeth was sickening, he, with Tresham, Bainham and the two Wrights, was put under restraint by order of the council, but apparently for a few days only (Camden to Cotton, 15 March, 1603); and Privy Council Registers, XXXII, 490). Then the queen died and James succeeded (24 March 1603). After that everything seemed full of promise, and, so far as we can see, the universal hope of better things to come brought a period of peace to Catesby's restless mind.

But as time went on, James found it difficult, nay impossible, with Elizabeth's ministers still in office, to carry out those promises of toleration, which he had made to the Catholics when he was in Scotland, and believed that their aid would be extremely important. When he felt secure on his throne and saw the weakness of the Catholics, his tone changed. It was reported that, when he had crossed the English border on his way to London, and found himself welcomed by all classes, he had turned to one of his old councillors, and said "Na, na, gud fayth, wee's not need the Papists now" (Tierney-Dodd, Vol. IV). His accession was indeed marked by a very welcome relaxation of the previous persecution. The fines exacted for recusancy sank in King James's first year to about one-sixth of what they used to be. But the policy of toleration was intensely abhorrent to the Puritan spirit in England, and James could not continue it with the government machinery at his command, and he began to give way. In the fifth half-year of his reign the fines were actually higher than they had ever been before, and the number of martyrs was not far short of the Elizabethan average. At the first indication of this change of policy (March, 1604), Catesby made up his mind that there was no remedy except in extremes, resolved on the Powder Plot, and insisted in his masterful way on his former allies joining him in the venture. Thomas Winter says that when Catesby sent for him in the beginning of Lent, and explained his project, "he wondered at the strangeness of the conceit", expressed some doubt as to its success, and no doubt as to the scandal and ruin that would result from its failure. But there was no resisting his imperious friend, and he soon expressed himself ready "for this, or whatever else, if he resolved upon it.". The first orders were that Winter should go to the Spanish Netherlands and see whether political pressure applied by Spain might not relieve the sufferings of the Catholics in England, but he was also to bring back "some confident [i.e. trusty] gentleman", such as Mr. Guy Fawkes. Winter soon discovered what Catesby had probably foreseen in England, that there was no hope at all of any immediate relief from friends abroad, and he returned with Fawkes in his company.

Early in May, 1605, Catesby, Thomas Percy (who by some is believed to have been the originator of the plot), Thomas Winter, John Wright, and Fawkes met in London, were initiated into the plot, and ten adjourned till they could take an oath of secrecy. They did this one May morning in "a house behind St. Clement's", and then, passing to another room, heard Mass and received Communion together, the priest (whom they believed to be Father John Gerard) having no inkling of their real intentions. It is of course impossible to give a rational explanation of their insensate crime. They did not belong to the criminal class, they were not actuated by personal ambitions. They were of gentle birth, men of means and honour, some were married and had children, several of them were zealous converts who had made sacrifices to embrace Catholicism, or rather to return to it, for they mostly came from Catholic parents. On the other hand, though religiously minded, they were by no means saints. They were dare-devils and duelists, and Percy was a bigamist. They were kept in a state of constant irritation against the government by a code of infamous laws against their religion, and a series of galling fines. They had, as we have seen, dabbled in treason and plans of violence for some years past, and now they had formed themselves into a secret society, ready to poniard any of their number who should oppose their objects. They understood their oath to contain a promise not to tell even their confessors of their plans, so sure did they feel of the rectitude of their design. Nor did they do so until fifteen months later, when, Father Garnet having written to Rome to procure a clear condemnation of any and every attempt at violence, Catesby, with the cognizance of Winter, had recourse to Father Greenway with results to which we must return later.

The first active step (24 May, 1604) was to hire as a lodging Mr. Whynniard's tenement, which lay close to the House of Parliament, and had a garden that stretched down towards the Thames. But no sooner was this taken than a government committee claimed the right of sitting there, so the preparations for mining had to be postponed for six months. Before Christmas, however, they had opened a mine from the ground floor of their house, and advanced as far as the wall of the House of Lords; then they made slow progress in working their way through its medieval masonry. In March, however, they discovered that the cellar of the House of Lords might be hired, and on Lady Day, 1605, a bargain was struck for that purpose. They had now only to carry in their powder, and cover it with faggots of firewood, and the first part of their task had been accomplished with surprising facility. They then separated, to make preparations for what should follow when the blow was struck. For this it was necessary to procure more money, and by consequence to admit more members. Five were mentioned before, and five more, Christopher Wright, Robert Keyes, Thomas Bates, Robert Winter, and John Grant had been added since. Three richer men were now sworn in, Ambrose Rookwood, Sir Everard Digby, and lastly, Francis Tresham. It was this thirteenth man who has been generally believed to have caused the detection of the plot, by a letter sent to his cousin Lord Monteagle on 26 October. This mysterious document, which is still extant, is written in a feigned hand, with an affectation if illiterateness and in the obscurest of styles. The recipient was warned against attending Parliament on the day appointed, and hints were added as to the specific character of a "terrible blow" that would befall it. "There [will] be no appearance of any stir"; "they shall not see who hurt them"; "the danger will be past as soon [i.e. quickly] as you have burnt this letter." Monteagle, having received this letter, first caused it to be read aloud at his table before some mutual friends of the conspirators, then he took it to the government.

Contrary to what might have been expected, no measures were taken for the security of the House, and the conspirators, who had heard of Monteagle's letter breathed again. Catesby had from the first laid down this principle, "Let us give an attempt, and where it faileth, pass no further." The attempt had not yet failed, they did not think the time had come to "pass no further". So the continued all their preparations, and their friends were invited to meet for a big hunt in Warwickshire on the fatal day. The official account of the government delay is briefly this: No one at first understood the inner meaning of the letter until it was shown to James, who "did upon the instant interpret and apprehend some dark phrases therein, and thereupon ordered a search to be made". That this story is not strictly true is acknowledged by every critic (See end of this article). Whatever the germ of truth in it may be, the delay in itself was far from sagacious. If the conspirators had not been foolhardy, they would have fled as soon as they knew that one of their number had turned informer. However, on the last day before that fixed for the explosion, an inspection of the precincts of the House was resolved upon and conducted by a high official, but led to no result. Yet another search was then ordered, on the pretext that some hangings of Parliament house had been purloined, and this was immediately successful. The powder was found and Fawkes, who was on the watch close by, was arrested. Next day (5 November) the conspirators fled to their rendezvous, and thus betrayed themselves. It was with difficulty that they got their own retainers to keep with them, the Catholics everywhere refusing them aid.

Their only chance, they thought, was to fly into Wales, where, in the hilly country, and among a people which had not yet fully accepted religious changes they might still possibly find safety. But on reaching Holbeche, in Worcestershire, they perceived that further retreat was impossible, and were preparing to sell their lives dearly when a chance spark exploded their store of powder, wounding some and discouraging all. It seemed a judgment of God, that those who had plotted with powder should perish through powder. Their eyes seemed to have been at length opened to the reality of their offence. They made their last confessions to a passing priest, Father Hammond, and they prepared without illusions for the fate that was before them. Next morning (8 November) they were attacked, and defended themselves bravely against heavy odds — Catesby, Percy, and the two Wrights were killed, and the rest wounded and captured. After an almost endless series of examinations the survivors were put on their trials on 27 January, and executed on 31 January, 1606. Their deaths did them credit; in particular the last letters and verses of Sir Everard Digby, which were not intended for the public eye, and were not discovered or published till long after, produce the impression of a man who deserved a happier fate.

The attempt to incriminate the Church

We have already seen that the plot had been occasioned by the persecution. "If any one green leaf for Catholics could have been visibly discerned by the eye of Catesby, Winter, Garnet, Faux and the rest, they would neither have entered into practice [i.e. treason] nor missions nor combinations" ("True Relation", sig. M. 4). This was a boast of one of the king's ministers, to show how far toleration had ever been from their policy. Now their object was to make the plot an excuse for increasing the persecution. The following words of Lord Salisbury (4 Dec., 1605), to a private secretary of James, will show the spirit and method with which they addressed themselves to their task: "I have received from your directions to learn the names of those priests, which have been confessors and ministers of the sacraments to those conspirators, because it followeth indeed in consequence that they could not be ignorant of their purposes. For all men that doubt, resort to them for satisfaction, and all men use confession to obtain absolution." He then goes on to say that most of the conspirators "have wilfully forsworn that the priests knew anything in particular, and obstinately refuse to be accusers of them, yea what tortures soever they be put to." But, of course, the unfortunate victims were not able to resist indefinitely, and ere long the inquisitors discovered that the conspirators had frequented the Jesuit fathers for confession. So a proclamation was issued, 15 Jan., 1606, declaring that Fathers Henry Garnet, John Gerard, and Oswald Greenway (Greenwell) were proved to be co-operators in the plot "by divers confessions of many conspirators". This accusation was reaffirmed in no less than four Acts of Parliament (James I, cc. 1,2,4,5), in the indictment of the conspirators, and in other public documents, though as yet the government knew nothing of the real state of the case, of which we shall now hear. Indeed Salisbury afterwards confessed in an unguarded moment that it was by the hole-in-the-wall trick that "the Lords had some light and proof of matter against you [Garnet], which must otherwise have been discovered by violence and coertion". The true extent of the intercourse of the conspirators with the priests will be best shown, going back to the commencement and following the historical order.

Catesby, then, had been acquainted with Garnet since the close of Elizabeth's reign, and probably since his conversation, for he was a visitor at the house of the Vauxes and Brookesbys, with whom Garnet lived as chaplain. And as far back as May, 1604, he had noticed Catesby's aversion of mind from the king and government. On 29 Aug., 1604, he wrote to his superiors in Rome (apropos of the treaty of peace with Spain, which he hoped might contain a clause in favour of the English Catholics): "If the affair of toleration go not well, Catholics will no more be quiet. Jesuits cannot hinder it. Let the pope forbid all Catholics to stir." Next spring (8 May, 1605) he wrote in still more urgent tones: "All are desperate. Divers Catholics are offended with Jesuits, and say that Jesuits do impugn and hinder all forcible enterprises. I dare not inform myself of their plans, because of the prohibition of Father General for meddling in such affairs, and so I cannot give you an exact account. This I know by mere chance." The "desperation" referred to here was caused by the serious increase of persecution at this time. In particular Garnet had in mind the "little tumult" in Whales, where the Catholics had assembled in force (21 march, 1605) and had defiantly buried with religious ceremonies the body of Mrs. Alice Wellington, after the parson had refused to do so, because she was, he said, excommunicated (Cath. Record Society, ii, 291). Garnet's letter, which may have been backed by others, drew from Rome a letter ordering the archpriest Blackwell and himself, in mandato Papae, "to hinder by all possible means all conspiracies of Catholics. This prohibition was published by Blackwell, 22 July, 1605, and his letter is still extant (Record Office, Dom. Jac., xv, 13).

Till June, 1605, Garned had no serious suspicions of Catesby. On 9 June, however, at Garnet's lodging on Thames Street, London, Catesby asked him whether it were lawful to explode mines in war, even though some non-combatants might be killed together with the enemy's soldiers. Garnet, as any divine might do, answered in the affirmative, and thought no more about it, until Catesby came up to him when they were alone, and promised him never to betray the answer he had given. At this Garnet's suspicions were decidedly aroused, and at their next meeting, in July, he insisted on the need of patience, and on the prohibitions that had come from Rome of all violent courses. Catesby's answer calmed the Father's fears for the time, but still at their next meeting Garnet thought well to read to him the pope's prohibition of violent courses, which Blackwell was about to publish. Catesby's answer was not submissive; he was not bound, he said, to accept Garnet's word as to the pope's commands. Garnet rather weakly suggested that he should ask the pope himself, and to this the crafty conspirator at once consented, for with careful management he could thus stave off the papal prohibition, until it would be too late to stop. Though here and elsewhere Garnet does not show himself possessed of the wisdom of the serpent, his mild and straightforward conduct was not without its effect, even on the masterful Catesby. For only now, after having committed himself so thoroughly to his desperate enterprise, did he feel the need of consulting his confessor on its liceity, and told the story under the seal of confession to Father Greenway, and "so that he could reveal it to none but Garnet" (Foley, iv, 104). Not knowing what to do in the presence of such a danger, Greenway (26 July) came and consulted Garnet, of course again under the seal. Garnet conjured Greenway to do everything he possibly could to stop Catesby's mad enterprise, and Greenway afterwards solemnly declared that he had in truth done his best, "as much as if the life of the pope had been at stake" (Apologia", 258).

Catesby did not refuse to obey, and Garnet too easily assumed, until too late, that the attempt was, if not given up, postponed till the pope should be consulted, though in truth the plotting continued unchecked until all was discovered. Garnet afterwards asked pardon for this, admitting that between hope and fear, embarrassment and uncertainty, he had not taken absolutely all the means to stop the conspirators, which he might perhaps have taken on the strength of his general suspicions, even though he could do nothing in virtue of his sacramental knowledge. We have already seen that a proclamation for his arrest was issued on 15 January, 1606, and on 31 January he was found stiff and unable to move, after lying a week cramped in a hiding-hole with Father Oldcorne, the martyr, in the house of Mr. Abington at Hindlip, Worcestershire. At first Garnet successfully withstood every attempt to incriminate him, but he was finally thrown off his balance by stratagem. He was shown a chink in his door through which he might whisper to the cell of Father Oldcorne. Acting on the hint, the two Jesuits conferred on the matters that lay nearest to their hearts, making their confessions one to another, an recounting what questions they had been asked, and how they had answered; but spies, who had been stationed hard by, overheard all this confidential intercourse. After some days, Garnet was charged with one of his own confessions, and when he endeavoured to evade it, he found to his consternation that all his secrets were betrayed.

Though the extant reports of the spies show that the subjects overheard were by no means fully understood, Garnet was made to believe that the evidence was fatal and overwhelming against others, as well as against himself. Not knowing how to act, he thought hat his only course was to tell everything frankly and clearly, and so made use of the permission which Greenway had given him, to speak about the secret in case a case of grave necessity, after the matter had become public. The government thus eventually came to know the whole story. Though, in moments of supreme difficulty like these, Garnet seems somewhat lacking in worldly wisdom it is hard to see where we can definitely blame him, considering the simplicity of his character and the continuous deceptions practiced upon him, which were far more numerous than can be set forth here. "If I had been in Garnet's place", wrote Dr. Lingard to a friend, "I think I should have acted exactly as he did". In his public trial, on the other hand, he showed to advantage. Though attacked unscrupulously by the ablest lawyers of the day, and of course condemned, his defence was simple, honest, and convincing. His story could not be shaken.

After sentence he was long kept in prison, where further frauds were practised upon him. One of these was very subtle. Sir William Waade, Lieutenant of the Tower, wrote (4 April 1606): "I hope to use the means to make him acknowledge. . .that the discourse he had with Greenway of those horrible treasons was not in confession. I draw him to say he conceived it to be in confession" — as if that were the first step to an acknowledgement that in truth it was not so — "howsoever Greenway did understand it" (The Month, July, 1901). These last words about Greenway's dissenting from Garnet (which he never did), taken together with the presence in Waade's letter of an intercepted note from Garnet addressed to Greenway in prison (Greenway was really free and out of England), leads obviously to the inference that Waade had conveyed to Garnet the false information that Greenway was taken, and was alleging that he did not understand that their discourse was in confession. Garnet had in fact again been overreached, and had sent through his keeper (who feigned friendliness and volunteered to carry letters secretly) the note to Greenway, which had come into Waade's hands. If Garnet had not been clear about the fact of the confession both in mind and conscience, this note would most certainly have betrayed him; as it is, his letter, by its sincerity and consistency, offers to us convincing evidence of the truth of his story. Garnet's execution took place in St. Paul's churchyard, before a crowd, the like of which had never been seen before, on 3 May, 1606. As he had done at his trial, Garnet made a favourable impression on his audience. Being still under the illusions described above, he carefully avoided every appearance of claiming beforehand the victory of martyrdom, but this, in effect, rather increased than diminished the lustre of his faith, piety and patience.

The results of the plot on the fortunes of the English Catholics were indeed serious. The government made use of the anti-Catholic excitement to pass new and drastic measures of persecution. Besides a sweeping act of attainder, which condemned many innocent with the guilty, there was the severe Act 3 James I, c. 4, against recusants, which, amongst other new aggravations, introduced the ensnaring Oath of Allegiance. These laws were not repealed till 1846 (9 and 10 Vict. C. 59), though at earlier dates the Emancipation Acts and other relief bills had rendered their pains and penalties inoperative. Still more protracted has been the controversy to which the plot gave rise, of which in fact we have not yet seen the end. The fifth of November was celebrated by law (repealed in 1859) as a sort of legal feast-day of Protestant tradition. Fawkes's Christian name has became a byword for figures fit to be burned with derision, and "the traditional story" of the plot has been recounted again and again, garnished with all manner of unhistorical accretions. These accretions were confuted in 1897 by Father John Gerard in his "What the Gunpowder Plot was", which while professedly traversing Father Gerard's criticism, does not in truth attempt to re-establish "the traditional story", but only his (Gardiner's) own much more moderate account of the plot which he had previously published in his well known History.

This is the main difference between the two critics. In truth "the traditional story" may be exaggerated, and in need of correction in every detail, which is Father Gerard's contention; and yet Gardiner's view, that truth will be found a short way beneath the surface, may also be valid and sound. The most substantial divergence between the two is found in relation to the time at which they conceived the government heard of the Plot. If, as Father Gerard thinks (and he is not at all alone in his opinion), the government knew of it for some time before Monteagle's letter and yet allowed it to proceed, from that time it was no longer a conspiracy against the crown, but a conspiracy of the crown against political adversaries, whom they were luring on, by some agent provocateur, to their doom. In the case of the Babington Plot, indeed, we have direct proof that this was done in the letters of the provocateurs themselves. In this case, however, direct proof is wanting, and the conclusion is inferential only.

Behind the Bush: Aleister Crowley, Yeats, the Anti Christ & Armageddon

 Behind the Bush: Aleister Crowley, Yeats, the Anti Christ & Armageddon

 

By Jack Heart – Part 1

 

There are 9 parts to this essay. If you read all nine of them you will know what you were never meant to know or at least what they meant for you to never know. This essay could have just as easily been titled the Jew and the Snake. But I want to be clear that when I use the word Jew I mean Talmudic Jew and their Rabbi’s; the priesthood of a “blind and ignorant God.” Technically I myself am a Messianic Jew but I fear I may be the last one left on earth.

Let us look each other in the face. We are Hyperboreans” thus began Fredrich Nietzsche in The Antichrist his declaration of war upon Christianity or more precisely Judeo Christianity. In sixty two paragraphs he turns the most formidable mind the world has yet seen loose in a scorched earth campaign against every notion that has ever been used to enslave and degrade man for the last two millennium. The problem is you were never supposed to see it. Shortly after writing it he would go stark raving mad, an ignoble and abrupt ending to the greatest intellect the world had ever known.

A year before The Antichrist was published and a few years after it was actually written Brother of the Third Degree was published. The book is required reading before going any further into the initiation of any authentic Masonic Order. I do not mean the “Rosicrucian” societies and various “Knights Templar” clubs where the overindulged children of privilege play at being Magi. I mean the ones that trace their lineage all the way back to the Brotherhood of the Snake first referenced in writing in the ancient Sumerian cuneiform.

In Brother of the Third Degree there is a very thinly veiled reference to a famous German “mathematician” who after undergoing initiation started publishing their secrets in his work. He is poisoned with something to make him go permanently insane. Only Nietzsche’s close circle of friends had known what was in the Anti Christ at the time Brother of the Third Degree was written. But 1888 was a year in which Nietzsche had put out a prodigious amount of work, his best work by most accounts. His mental breakdown is one of the most inexplicable events in the history of academia and its causes are still debated today.

Nietzsche did not seek them out. It was the famous occultist and composer Richard Wagner who sought Nietzsche out through the mad poet Ernst Ortlepp. Ortlepp would be found dead in a ditch a few weeks after meeting Nietzsche. They cover their tracks well as you shall see. But it was through Wagner Nietzsche was introduced to their secret agenda and stash of ancient manuscripts.

Nietzsche was born into the order as most of those who are in it are but he was more than capable of arriving at the conclusions of his magnum opus without them. In fact he openly scoffs at Wagner in both the essay and The Case of Wagner; the last piece he published before he went insane.

 

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Nietzsche displaying the hidden hand when he was still just a teenager.

Almost a century later a young Jewish poet would take the name Bob Dylan and proceed to handle the English language in ways that would have made even “Shakespeare” envious. Again they sought Dylan out through the inexplicably famous Allen Ginsberg with his bad poetry and their counterfeit “flower power” revolution.

When Dylan learned everything he needed to know of their true agenda he rejected them with a scathing indictment of their crimes against humanity called Blood on the Tracks. Just like his hero Dante, the greatest of all poets, did almost a thousand years before when he condemned them all to hell in the Inferno. Shortly thereafter Dylan would become the singing artichoke ranting incoherently about people stoning him and becoming a born again Christian. He has not made any sense since and never will.

I know these things and the things I’m about to tell you because I laughed along with them when right out of high school we first heard Frank Zappa sing “Wanna buy some Mandys, Bob?” We were sitting right next door to the house you all call the Amityville Horror House, in my best friend’s house, a house I grew up in.

I can’t say much more about me until or if they ever publish my book but are some of you beginning to get the picture now? Good because Nietzsche didn’t write The Antichrist for his own generation. He states that right in the preface. He wrote it for only the select few of the coming race. The ones Hitler told his bodyguard that they must fight on for right before Hitler disappeared into the distorted pages of history.

In the thirteenth year of the twenty-first century we stand in the doorway to oblivion. We look into the yawning abyss and wonder how we got here. The Christian prophesy’s of Armageddon now seem a foregone conclusion as the army’s of the globe gather around the “holy land” in a simmering cauldron of lies, deceit and malice.

Fools mutter about the judgments of Abrahams malignant God. But it was men who brought us to this place, men who curse that God’s days and are ready to rise up their own morning. There have always been such men; those who curse the day, “Those who are ready to arouse Leviathan.” But it was a man named Aleister Crowley who finally put it all together.

Exactly what did Crowley do? Ozzy Osborn knew enough to ask the question “I wanna know what you meant.” But I doubt he was capable of understanding the answer. He was probably satisfied with Dubya’s explanation, whatever it was, when he left the White House on May 4, 2002 basking in Dubya’s cryptic public endorsement “Ozzy, Mom loves your stuff.”

Crowley is the eight hundred pound gorilla in the room that gets ignored when they tell you about WWI and WWII. But no one’s going to send a missionary to their livestock. You will not dine with the queen tomorrow nor fly to the Riviera at the duke of Westminster’s expense. And the Bush’s, they would prefer that you just go on killing for them till they kill you.

W B Yeats was perhaps the greatest poet in the English language. Yeats and Crowley spent their lives working towards the same end and started out as brothers in Magick. They ended up sharing a mutual loathing of each other. Yeats thought Crowley out of control to the point of madness and completely amoral while Crowley thought Yeats pompous and in gross overestimation of his own abilities. Apparently they both knew each other well.

Crowley in the course of his prolific writing said much, far more than his aristocratic followers wanted him to say. But in the end Crowley only said what he wanted to say, Yeats being the artist that he was left every piece of his soul on the pages of his work. So let us start with Yeats.

The coda line of Yeats poem The Second Coming “And what rough beast, its hour come round at last, Slouches towards Bethlehem to be born? ” may be the most quoted line in English literature. Intellectual gymnastics abound in attempts at its interpretation but in order to understand Yeats words it takes more than a cursory understanding of the occult traditions to which Yeats spent a lifetime steeping in.

Written in 1920 and published in 1921 The Second Coming was one of fifteen poems in a collection titled Michael Robartes and the Dancer. To understand the poems meaning it must be taken in context with the other poems in the collection which it appears. It is no different from concept albums of the late sixties and early seventies like those released by The Who, Dylan and others. The collection merges Magick, sex and WWI all inextricably bound together in a dark spell intended to conjure a reckoning with the God of this world.

Magick is the way the Golden Dawn spelled the word magic in order to delineate the religion from parlor tricks where rabbits are pulled from hats. Yeats devoted his life to the teachings of the Golden Dawn. To say it was an obsession for him would be an understatement. The title of the collection should tell Yeats more knowledgeable readers that he is dealing with resurrection. Yeats had already killed Robartes at the onset of WWI.

According to Yeats “Michael Robartes is the pride of the imagination brooding upon the greatness of its possessions, or the adoration of the Magi.” That quote is from The Wind Among The Reads written in 1899. But as Yeats became more enmeshed in the occult Robartes took on an identity of his own.

In 1913 Yeats wrote a short story titled Rosa Alchemica. In the story Robartes appears at his door after a 15 year hiatus and forces Yeats with mind bending incenses to accompany him to a temple by the seaside where they are besieged by an irate Christian mob. During the night Yeats participates in a ceremonial ritual with a cult similar to the Golden Dawn. When he awakens in the morning he finds that the ornate temple has now become an old barn and he is unable to rouse Robartes and the rest of the cult who are in a trance like sleep. As Yeats flees Robartes and the cult are stoned to death by an enraged Christian mob.

By 1913 Michael Robartes was no longer Yeats muse. He had metastasized into one of the Golden Dawns infamous hidden masters, the praeterhuman entities whose disputed existence and direction caused a schism within the group. Robartes now has his own agenda and when Yeats asks him why he doesn’t fear the Christian mob Robartes replies “I and mine are long past human hurt or help, being incorporate with immortal spirits, and when we die it shall be the consummation of the supreme work.” Robartes agenda so frightens Yeats that he finds it necessary, for his own reassurance, to symbolically condemn his life’s work as a fraud and orchestrate Robartes death at the hands of a Christian mob.

At the end of the story Yeats delivers Robartes eulogy as a reflection of his own vacillation renouncing the deception of “Legion” rapped in the imaginary protection of his Christian rosary beads. Yeats trepidations did not last long. As we shall see by 1916 he was straining at the bit to pull off the “great work” single handedly.

According to Rosicrucian writings which along with William Wynn Westcott’s translation of the Sepher Yetzirah spawned the Golden Dawn the great work can be understood as an “evolutionary” adjustment that transcends generations designed to bring about the resurrection of the hermaphroditic super beings that were the predecessor of man. The ones the Greeks called Hyperborean’s.

The prerequisite of the great work is to bring about the birth of Horus the Avenger. It is he who will slay God to avenge the murder of his father Osiris the God of light and widowing of his mother Isis the Goddess of Magick.

In the eyes of the Magi every organic organism from the time of that blasphemous usurpation has been forced to participate in a self perpetuating cycle of murder. The collective soul has been bound to a world where every living thing must consume the nearest next available living thing to continue its own existence.

Life itself is nothing but cursed to be born again and again into endless perdition. The architect was mad and the construction the product of an incompetent imposter who would dare call himself the one true God.

The ancient Hebrew sages had another name for him. They called him Samael; blind ignorant God. That is why they perpetually rebelled against Moses. They knew the God of Abraham for what he really was, a blood thirsty demon. This is the darkest secret of the doctrine called Gnosticism; rites that were practiced in the underground catacombs of Rome. The subterranean mysteries trapped between heaven and hell that would become the seeds of their own antithesis; Christianity.

The Sphinx is the symbol from a time out of mind when Osiris ruled over beings that were living Gods. Dante once said that every man’s heart is halved at birth and he must spend his life seeking the other half. When Osiris reigned that was not necessary. Men were born whole. It was a time of light, the time of science. Not the idiotic monkey sciences of today that are just as bad as the faith based religions they would supplant but real science, the science that was rediscovered by the Copenhagen School of quantum physics.

Three hundred years ago a philosopher and Christian shaman named George Berkeley first postulated the idea that matter, corporeal substance, the things man finds so familiar and comforting to behold and to touch, are only ideas in the mind of the beholder. Berkeley’s revelation was called immaterialism. Now it’s called quantum physics. For two hundred years philosophers tried in vain to refute him for the last one hundred years quantum physicists have been proving him correct.

The ‘Slit Experiment’ proves that what man calls matter is intimately entwined with those that are observing it. ‘Bells Theorem’ proves matter has no location at its source, ‘Quantum Entanglement’ that everything is everything else. Time, and space itself, are constructs of the observer. Nothing can exist if there is nothing to see it. As Berkeley said “esse est percipi,” to be is to be perceived.

C G Jung translated all of the ancient alchemical texts he could lay his hands on. As the brilliant psychiatrist he was Jung knew intuitively that gold is used in them as a euphemism for the soul. Alchemy was not a pseudoscience but a religion practiced by all the learned men of the renascence including Isaac Newton himself. Its tenets were concealed from the unwashed masses by obscure symbolism that could only be understood by its practitioners.

Jung translated the manuscripts from Latin. Before him men like Paracelsus, Nicholas Flamel, Raymond Lully, and John Dee, translated them from Aramaic to Latin. Semitic scribes had already translated them from the languages, many long dead, in which they had originally appeared in the Library of Alexandria. There they had been gathered together as the spoils of war by Alexander’s invincible Macedonian armies.

These men used that knowledge to bring the renascence to the western world, men of fearsome intellect, fearsome enough to defy even the pope. Some paid for it with their lives like Giordano Bruno but none ever bowed to the pope like Galileo. They did not need a Pontifex Maximus to bridge the gap to the sublime. These men were already there. They were, to paraphrase Nietzsche in Thus Spake Zarathustra; great golden beasts who no longer need a God because they are not afraid to be their own God or as Edward Bulwer-Lytton said “the coming race.”

God will not just abdicate his throne. In order for man to ascend back to his rightful place he must depose of God. Yeats knew it, Crowley knew it, the Illuminati knew it before them and anyone who has ever known what was in those manuscripts knew it. Turning metal into gold indeed but gold is just a rock. The idea is to turn men into Gods.

Therein lays the conspiracy of the conspiracy. It’s not against you. They have owned you for thousands of years. Their God gave you to them to keep them amused. You are and will be just collateral damage. Within those manuscripts is the secret for creating, no resurrecting it has lived before, a super being the crowned and conquering child, the only thing that their God fears according to the Zohar itself; the Son of Man or if you prefer the Book of Job, Leviathan.

You think this madness? I think you blind. As Dylan told you “your mind is full of images and distorted facts.” You think you are descended from a monkey then I think you very well may be but I must tell you now better to be descended from a dog. A dog does not need a diaper if he is to share your home. A dog will almost never turn on you and chew your face off. A dog will defend your children and help a blind man across the street. A dog will even tend to your animals. A dog will willingly die for you. Have you ever seen a monkey do any of those things?

There are reptiles that are smarter than monkeys. Crocodiles find them quite tasty. And if you believe in evolution there are reptiles that are smarter than you. Darwin never intended for the theory of evolution to include you. He wanted to wait and see what the fossil record had to say. It’s been almost a hundred and fifty years now and that record has spoken quite clearly “there is no missing link!”

Evolution itself is an untenable theory. Darwin’s finches never became anything but finches, the same thing with the cichlids in Lake Tanzania. Given millions upon millions of years they remained the same species. Animals adapt they do not evolve. A cichlid must stay a cichlid. It can never be a shark or even a goldfish. It’s the same thing with the finches. Alas they can never be an eagle, or even a sparrow.

You have never even heard of Charles Otis Whitman a brilliant biologist and zoologist. If actually accomplishing things is your criterion he was far more brilliant than Darwin or any of his monkey worshiping colleagues. In the late nineteenth century he set about to once and for all prove evolution as a fact in his specialty the breeding of pigeons. After about twenty years Whitman finally gave up and concluded evolution was nonsense.

From every media pulpit trained poodles posing as scientists repeat their obscene mantra that humans and chimpanzees share 96% of the same genetic material. But medical doctors whose job it is to save lives use only the organs of pigs when repairing the human heart. When the conquistadors were weaning the cannibalistic Aztecs from their diet of human flesh they gave them pig as a substitute. They taste very similar as certain Rabbi’s already know.

The evidence is starring you dead in the face yet you cannot see it, flashing lights, ringing bells and sensuous phantoms conceal the treasure of your birthright. In every far flung corner of the earth there is “Evidence of the Fall of Man from a Higher Civilization in Antiquity.” Read the book it’s by Lana Corrine Cantrell.

And in every far flung corner of the world the Jews and their agents have been there to cover it up! Hitler did not pull them from a hat to play arch villain for him. He merely pointed out the facts as he knew them. The internet will allow me to point out the facts that he did not know.

Michael Cremo and Richard L Thompson also wrote a book; Forbidden Archeology. There they expose the lies that have been told to you by charlatan chimps posing as scientists in the service of their Jewish master’s. In meticulous empirical fashion they lay out the systematic campaign of suppression of any and all evidence that might contradict academia’s ridiculous theory, which rightly should be called their lie, that civilization is only 10,000 years old. The book is to evolutionists, peudoscientists, as a cross is to TV vampires. They cannot refute it. They can only recoil from it in horror and pray to their monkey God that you never will read or even hear of it.

You are not made in their God’s image he is made in yours. It is you who have fallen from a realm which the blasphemous God of the Jews can never reach. He is no God at all but a demon parasite that feeds on your life force in the same manner his chosen people feast upon the meager sustenance he has provided for your maintenance. And just like his people he is a glutton. His patriarchs once lived for a thousand years. You will not live a hundred.

It’s not your fault you are an idiot. Always remember what Dylan said “your mind is full of images and distorted facts.” “You’re an idiot babe it’s a wonder that you still know how to breathe.”

I have looked out from behind these eyes for 54 years. I am weary now. I’ve seen things that no man should ever see and those are just the things I remember. I have PTSD right down to my very soul. I got more metal in me than a pentagon peacock wears on his chest and I am racked by pain from my head down to my toes. But rest assured while I write this I will not take as much as a sip from a beer. This is for you, men who fight, men who are not afraid to die; the only kind of man who is worthy of respect, the only kind of man who is worthy to rule. This is a new world with new rules and it’s yours if only got what it takes to take it.

Muslims cannot accommodate other religions

Muslims cannot accommodate other religions. The Qur'an will not allow it. Non Muslims must submit and convert, yield as slaves or die. It is so written. Anyone spouting peaceful co-existence is purely a fool speaking out of ignorance. A Crusade will evolve and it will have to reduce the numbers or the human race will be doomed. That is not a hateful statement, it is a fact. The Templar’s knew this. The only thing that really stopped them was Saladin's ability to bribe the Catholic officials. We will be faced with this again.

What is Religion? An essay in spanish

 

QUÉ ES LA RELIGIÓN.

 

 

Utilizaremos el concepto acuñado por nuestro filósofo Don Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864) de "El Tras-Porvenir" para desarrollar este breve ensayo sobre la Religión.

 

 El Tras-Porvenir como idea que sitúa al hombre frente a tres realidades o dimensiones: La realidad de su dimensión temporal, la realidad de su muerte, su dimensión social y su condición de homo sapiens. El Tras-Porvenir, es decir, su pasado, su presente y su futuro  cuanto hombre y también en cuanto humanidad. De qué forma y manera sitúa el cristiano el advenimiento de Cristo como epicentro de la historia del hombre, estableciendo un antes y un después escatológicos, es algo que quizás sólo como cristiano se puede entender y aceptar, quedando fuera de esta concepción los ateos para quienes la religión es “opio del pueblo” y los agnósticos, para quienes la religión se halla más cerca de la ciencia y rehusan pronunciarse sobre conceptos religiosos.

 

La experiencia de la muerte como fenómeno central ante el cual todas las religiones se han posicionado, sean estas los antiguos politeísmos, como los de Roma, Egipto, e Indo-iranìes y la mayoría de las religiones del cercano oriente, así como las religiones animistas, las monoteístas y el Budismo. La religión pues, como la actitud de los hombres de todos los tiempos ante la muerte.

Pero también, se puede entender la religión como el conjunto de normas o rituales a los cuales los hombres se someten o realizan. La religión como una humana experiencia en la que el hombre es siempre inferior frente al o a los dioses, a o a las normas. A ellas y a ellos se les debe respetar para garantizar la seguridad y la continuidad. Esta visión de contrastes entre la medida, la fuerza y poder y la cercanía-alejamiento del hombre frente a los dioses-autoridad se puede encontrar como una constante en todas las religiones.

 

Y podemos también entender la religión como aquello que "acerca", que "da fuerza" y que "engrandece" al hombre. La religión como "medicina", como ciencia y como "puente de unión" con una fuerza superior. El cristianismo en esta visión de la religión anuncia el acercamiento total, la comunión con dios y el dios que se hace hombre. Si los griegos tenían a los héroes como un tercer estado junto a los hombres y dioses, nacidos mortales y muertos, con atributos sobrenaturales y a los que se rendía culto en su tumba, los celtas tenían a sus druidas y los taoístas a los inmortales, los cristianos tenemos a los santos, también nacidos mortales, también muertos y también con atributos sobrenaturales.

 

Tomando como punto de partida y referencia para esta reflexión el mundo que clásicamente se considera cuna de nuestra civilización, el mundo clásico griego, vemos que el poder religioso residía en aquellos que tenían poder seglar: El padre en el hogar, el rey en las primeras comunidades y en las ciudades-estado en los magistrados. Ser sacerdote era una actividad a tiempo parcial para la que no se requería entrenamiento o cualificación especial. Sólo los adivinos eran los auténticos profesionales de la religión. No había por lo tanto, organización religiosa que impusiera enseñanzas morales, doctrina o que impusiera una ortodoxia. En un contexto así, un "credo" habría sido impensable. Es más, podríamos decir que los creadores de una teología para los griegos fueros poetas: Homero y Hesiodo, como así nos lo dice Herodoto en un famoso pasaje. No es de extrañar pues, que cuando las sociedades cristianas rechazan su cristianismo en favor de un laicismo, todo se vuelve pagano de nuevo, al estilo griego, donde no había herejías porque no había iglesia, donde los únicos crímenes religiosos eran actos o actitudes que causaban escarnio público. Pensemos cómo Sócrates fue acusado de "No reconocer los dioses que la ciudad reconoce". En el siglo XX, con dos guerras mundiales, es donde aparece una religión atea, el socialismo, que coincide con el paganismo griego, donde la religión no es personal en el sentido de una forma que tiene el individuo de expresar su identidad única. No hay "Ortodoxia", hay " Ortopraxia": Obrar bien según las normas sociales. Se reniega del individualismo, de la preocupación por "estados internos personales" y de la creencia de que las intenciones cuentan más que los actos. Se enfatiza el sentido de pertenencia a una comunidad y la necesidad de observar las formas sociales. Para el ateo, igual que para el griego, el hombre no es un ser pecador necesitado de redención y la piedad no es un asunto de perpetua conducta moral bajo la guía vigilante de la conciencia. Es el "Buenismo" de hoy en día, la política de lo "políticamente correcto" según el nuevo neo paganismo. Así, podemos preguntarnos: Si para los griegos el culto formal era el "Sacrificio" hasta tal punto que un calendario religioso griego era una lista de sacrificios, donde los dioses tenían que recibir una buena parte de los bienes: Primeros frutos de la cosecha... ¿Cual es el sacrificio de la sociedad atea? Son las muertes por aplastamiento en una celebración colectiva, sea una love-parade o un partido de fútbol? Y ¿Cual es la parte que hay que pagar a los nuevos dioses? ¿No son acaso los impuestos de todo tipo para sostener el gran banquete comunal del partido en el poder? Esta es la Religión para muchas personas hoy en día. Una religión práctica, social, donde cada forma de agrupación social es un grupo religioso, desde la asociación más pequeña con fines altruistas hasta la más grande como la UNICEF o la ONU.Y es evidente que como los griegos, las dos cosas prácticas más deseadas de los dioses son la curación y el consejo profético, o, podríamos decir, el Estado de Bienestar y el que nos dirijan mediante leyes.

 

Esta religión entendida como humana experiencia colectiva en cuanto a normas de comportamiento social se refiere, no es, a mi modo de ver," lo que es la Religión". El cristiano sabe que el César es el César, pero no su Dios.

 

Pasemos a considerar la religión como la experiencia de la muerte y la actitud ante ésta. La muerte dentro del concepto de partida de este ensayo "el Tras-Porvenir", ocupa un sitio central en la historia individual y universal del hombre. La muerte, mi muerte, sucede, pero la vida continua en el presente. La muerte, la de todos los hombres que han sido, sucedió, pero la vida siguió. La muerte sucederá pero la vida seguirá. La muerte es, fue y será. Pero los tiempos siguen. Cómo se "inserta" el hombre de cada tiempo en este "suceder" de la muerte es quizás lo más religioso de la religión. Volviendo a los griegos, nos encontramos con la muerte como una cuestión abierta como remarca Sócrates en la apología de Platón. Si bien nada de valor persistía más allá de la pira funeraria no por eso se dejaba de hacer ofrecimientos en la forma de comida y bebida a los muertos; y ciertos "misterios" o ritos secretos a los que se llegaba tras una "iniciación" prometían un lote mejor a los iniciados pero no así a los no iniciados, para los que "todo seria malo". El principal de estos ritos era el Eleusiano dedicado a Demetrio y Perséfona, que se hizo famoso en todo el mundo griego y al que se respetaba y veneraba. Sin embargo, ni siquiera estas experiencias apartaban a los griegos de su normal actitud de "incertidumbre" ante la vida tras la muerte. Todo cambia cuando llega Pitagóras en el siglo sexto con su teoría de la migración de las almas tras la muerte en otros cuerpos, humanos y animales, con la prohibición de comer carne y estableciendo comunidades aparte. Y con la aparición del mítico cantante Orfeo y sus enseñanzas del hombre como un ser culpable y contaminado, la raza humana descendiendo de ancestros injustos, los titanes que desmembraron y comieron al joven dios Dionisio. Aquí también, como en Pitágoras, Orfeo abomina del comer carne y llama a la purificación del alma.

 

La aparición de estos signos atípicos de la religión griega como el ascetismo, la preocupación por la vida del más allá, el rechazo de la sociedad profana, el concepto de una forma de vida religiosa, doctrinas de culpa y salvación, es uno de los misterios mas interesantes a mi modo de ver. Herodoto pensaba que Pitágoras había importado sus doctrinas de Egipto y no se ha podido descartar que, de hecho, existiera una influencia externa.

 

Sea como fuere, la muerte y la actitud hacia ella es una parte importante, si bien sujeta también a la experiencia humana, de lo que es la religión. Si observamos la actitud de la sociedad laica actual hacia la muerte vemos una banalización, una trivialización que llega hasta el ocultamiento en lo individual, pero acompañado al mismo tiempo de una amplificación y divulgación hasta la exageración en lo colectivo, con todos los medios de comunicación inmersos en una necrofilia generalizada y con la Iglesia ofreciendo funerales comunitarios donde se diluye el factor individual. Visto así, tampoco diría yo que la actitud ante la muerte es "lo que es la Religión". El cristiano es advertido por su salvador de que su religión es una religión de vivos, no de muertos, y es llamado a una “muerte para la muerte” que es el pecado.

 

Sabemos por Einstein, que vivimos encerrados, limitados, en un mundo de espacio y tiempo. Hay una tendencia, diríamos que la más actual y la mas fuerte, en sustituir la religión por la Ciencia. No voy a extenderme en este punto, pues si una pregunta tal como qué es la religión se hace a un ateo o incluso a un agnóstico, es claro que su respuesta será: La religión es la Ciencia. Puesto que no es ese mi caso, no puedo abordar la pregunta "qué es la Religión" bajo ese prisma. Simplemente diré que bajo una visión cristiana queda claro que la Ciencia forma parte del "engaño" al que el primer hombre fue sometido cuando, tentado a comer del árbol de la ciencia, se le prometió que viviría para siempre, siendo así que el hombre muere y que cuanto más se esfuerza en desentrañar los mecanismos últimos que gobiernan la vida, el envejecimiento y la muerte, más se da cuenta de que en el seno mismo de su materia esta inscrito el mensaje fatal: La naturaleza está aquí para morir. Bajo la ley de la Ciencia, todo y todos estamos encerrados en el tiempo y el espacio que muere. Tampoco merecen consideración especial las seudociencias de tipo adivinatorio, aunque fueran la ciencia al uso en las sociedades paganas. Para el cristiano, pues, la ciencia no es la Religión. Su ciencia es la “Sabiduría” a la que solo se llega por la práctica de la Caridad a lo largo de su particular e individual tras-porvenir. Una Caridad que es llave para todas las demás virtudes. ¿Es entonces la Religión aquello que queda fuera de este espacio-tiempo que muere? Es aquí donde aparece de nuevo nuestro gran filósofo Unamuno y su Tras-Porvenir. Pero antes oigamos al poeta:

 

" El tiempo presente y el tiempo y el tiempo pasado son ambos quizás presentes en el tiempo futuro y el tiempo futuro esta contenido en el tiempo pasado"

 

" El tiempo pasado y el tiempo futuro, lo que pudo haber sido y lo que ha sido señalan a un fin que esta siempre presente"

 

T.S. Elliot

 

Podemos ahora ver como el concepto de la religión tanto como humana experiencia, el humano quehacer, su historia, tanto como la actitud ante la muerte, ciencia incluida, son pequeñas cosas que el hombre hace dentro de su cárcel, en su destierro de espacio-tiempo. El poeta citado, por cierto conocedor de la tradición hindú, viene a resumir en un punto lo que las religiones nos han dicho: Nuestra vida presente es condicionada y condiciona. Condicionada por el "Tras" y condiciona el "Venir" mediante el "Por" de nuestro hacer ahora.

 

El Poeta hace una invitación al misticismo de la experiencia presente donde para muchas tradiciones orientales reside el secreto de nuestra liberación de este mundo de tiempo y espacio para pasar a otra dimensión, llamémosle Cielo, Nirvana o regreso al Creador. Una dimensión mas allá del tras-porvenir. El poeta nos conduce al terreno de los místicos, donde toda actividad esta enfocada en el presente que transporta al mas allá del tras-porvenir.

 

No importa de que tradición religiosa se trate, el místico practica lo que el poeta ha escrito y ambos llegan y recogen a Einstein donde lo había dejado para llevarle donde el no pudo llegar. Así, podemos encontrar, no sólo en la tradición cristiana, a un monje que tras retirarse a meditar en lo que hay mas allá del tras-porvenir, regresa a su monasterio trescientos años después, superando de esta forma la limitación temporal de este pequeño mundo  y también la limitación espacial,  como demuestran los yoguis de la india con sus múltiples apariciones a distancia. Hasta aquí, podríamos decir, la Religión, ¿Es aquello que el hombre hizo, hace y hará, siempre en su momento presente, en el tras-porvenir de su vida individual y colectiva, para proyectarse mas allá de este mundo pequeño limitado por tiempo y por espacio?. Podríamos responder afirmativamente con todas las religiones pero no es suficiente aún para el cristiano. Porque para éste, esta definición es incompleta.

 

Y qué es lo que añade el Cristianismo? No es la religión para el cristiano, sólo lo que el hombre hace, ni lo que el hombre hace sólo él. El cristiano comparte la figura del Creador y la Creación con otras culturas y tradiciones religiosas, pero como novedad radicalmente distinta, el Creador interviene en la historia del hombre. Para el cristiano, la religión es aquello que Dios hizo, hace y hará para sacar al hombre del destierro de su tras-porvenir como individuo y como humanidad. De tal forma que Dios establece con el hombre una alianza nueva y eterna que es doble movimiento: Un movimiento de descenso y un movimiento de ascenso. Debiendo el hombre también hacer esos dos movimientos. Dios "desciende" con las tablas de la ley en las manos de Moisés y asciende con la Cruz. Desciende para todos y asciende a la Cruz también para todos. Dios desciende a los infiernos de las tinieblas de la humanidad y asciende de nuevo como glorioso vencedor de la muerte. El hombre también ha de descender al infierno de su aflicción para poder elevarse con su cuerpo y espíritu el día de su resurrección.

 

Aquello que dios hizo, hace y hará es solo voluntad de Dios. Aquello que el hombre hizo, hace y hará, será solo voluntad de él mismo. Y sólo en la medida en que ambas voluntades coincidan podrá el hombre, la humanidad, ser rescatada de su tras-porvenir. Esta unión de voluntades, esta común unión, es por así decirlo, lo que muchas religiones, o doctrinas secretas bajo formas distintas, nos proponen, los taoístas chinos con la abolición de la dualidad, el budismo Zen con la identificación del sujeto en el objeto y viceversa siendo ambos lo que son y uno al mismo tiempo. El misticismo sufí, el yoga indio, y la religión cristiana son formas de búsqueda de la unidad con Dios-Amor y el hombre debe practicar la Caridad para alcanzar esa unidad y poder ver a dios.

 

Pero para el cristiano católico, la intervención de Dios en la historia del hombre mediante la ley y los profetas en el pasado, y mediante la encarnación de su Hijo en una Virgen y la presencia de éste y su Espíritu santo en el presente, es algo que se recibe mediante la gracia y se acepta mediante el libre albedrío del alma inmortal. La religión es, hacer la voluntad del padre, estar en comunión con Dios. Es practicar la Caridad sabiendo con San Bernardo que: “El hombre no podrá ser totalmente lo que es hasta que Dios no vea en su alma su propia imagen restaurada."

 

 

Ángel Uriarte

 

Bilbao, enero de 2011

 

Audi, benigne Conditor

Audi, benigne Conditor,
Nostras preces cum fletibus,
In hoc sacro jejunio
Fusas quadragenario.

Scrutator alme cordium,
Infirma tu scis virium:
Ad te reversis exhibe
Remissionis gratiam.

Multum quidem peccavimus,
Sed parce confitentibus:
Ad nominis laudem tui
Confer medelam languidis.

Concede nostrum conteri
Corpus per abstinentiam;
Culpae ut relinquant pabulum
Jejuna corda criminum.

Praesta, beata Trinitas,
Concede, simplex Unitas;
Ut fructuosa sint tuis
Jejuniorum munera.